Tener más ancianos es una constante necesidad, tanto para reEmplazar a los que parten con el Señor, como para mantenerse a la par con el crecimiento en la iglesia local. ¿Será necesario un plan para ello? Eso depende. Si están satisfechos siguiendo una metodología informal, y ésta funciona, sigan haciéndolo así. Pero muchos creen que una razón por la cual muchas iglesias luchan por mucho tiempo es por la falta de ancianos capacitados y calificados.
En la Biblia encontramos diversos ejemplos de líderes veteranos capacitando a los más jóvenes, así que es provechoso implementar las lecciones que descubramos, y, sin lugar a dudas, tenemos plena libertad para hacerlo. Considera las notables relaciones de discipulado que vemos en la Biblia. Moisés con Josué, Pablo con Timoteo, y, sobre todo, el Señor Jesús con sus discípulos. En ellas obtenemos mucha información sobre cómo el liderazgo pasa de una generación a la otra.
Detrás de todo esto yace un principio bíblico. Ya sea que nos sintamos a gusto con términos actuales tales como “mentor”, “practicante”, “pasar el testigo”, o que prefiramos términos más sutiles, la realidad es que cosechamos lo que sembramos y el descuido nunca producirá buenos líderes. Consideremos cinco áreas en las que los ancianos se ocupan, si no todo, por lo menos la mayor parte del tiempo en la obra, y consideremos cómo los hombres más jóvenes en la asamblea pueden participar con ellos y aprender.
1. Tiempo con el Señor.
Los primeros creyentes entendían el valor de esto, y lo vemos al leer en Hechos 13.2 tocante a los líderes de la iglesia en Antioquia: “Ministrando éstos al Señor, y ayunando…” Estos hombres de influencia que hablaban la Palabra del Señor al pueblo pasaban tiempo juntos en la presencia del Señor. ¿Tomamos tiempo para estar juntos con el Señor, además del tiempo privado de oración en nuestra casa? ¿Estos tiempos de oración muestran nuestra convicción de que el Señor realmente está presente entre nosotros cuando nos reunimos? ¿No sería ese un buen momento para incluir algunos hombres jóvenes que muestran interés y potencial en cosas espirituales? Esta es una importante lección para que los jóvenes aprendan que las relaciones entre hermanos pueden ser pacíficas, y que los asuntos difíciles pueden ser resueltos cuando cada uno es consciente de la presencia de la Cabeza de la iglesia en la reunión. En esto, la asamblea es muy diferente a las reuniones del mundo de negocios.
2. Cuidando del equipo.
Pablo dijo a los ancianos de Éfeso que cuidaran de sí mismos y de todo el rebaño (Hechos 20.28). Para usar la expresión de la epístola de Pedro, debemos “vivir sabiamente” con los otros ancianos (ver 1 Pedro 3.7). Conocer a nuestros colegas y cuidar de ellos, conocer sus puntos fuertes y débiles, sus talentos y dones espirituales requiere tiempo. Nuestro interés amoroso debe extenderse a sus esposas y familias, salud, etc.
Aunque no sea conveniente compartir todos estos detalles con los más jóvenes en la iglesia, sí es importante que ellos escuchen a los ancianos orar los unos por los otros, hablarse bien entre ellos, y hacer una provisión especial para las dificultades inevitables de la vida. Sería triste si los creyentes jóvenes creyeran que los ancianos sólo se preocupan por tratar con los problemas y los programas de la asamblea. O, para decirlo de otra manera, ¿será posible que no muchos jóvenes aspiren al obispado porque los ancianos actuales han escondido tan bien su humanidad, haciendo que los jóvenes duden que pueden ser suficientemente espirituales para trabajar entre el grupo?
Por tal razón sí es importante que los hombres jóvenes acepten la pluralidad en el liderazgo, ellos deben ser incluidos en algunas de las reuniones de los ancianos. El trabajo en equipo es el modelo bíblico para el liderazgo.
3. Trabajar en predicar y enseñar.
Pablo recuerda a Timoteo el honor debido a los ancianos, “mayormente los que trabajan en predicar y enseñar” (1 Timoteo 5.17). Muchos versículos enfatizan la importancia de la sana doctrina, y la alimentación del rebaño, y aunque no todos los ancianos tienen el don de enseñanza, ser “aptos para enseñar” es una de las calificaciones del anciano (1 Tim. 3.2). Esta es una valiosa oportunidad para entrenar los hombres jóvenes en una habilidad importante del liderazgo: dejarlos participar en el estudio de la Palabra con los hombres más maduros de la asamblea. Esto honra a los que tienen más experiencia y tienen el don de la enseñanza de la Palabra. Va más allá de los estudios privados de discipulado, de la preparación de mensajes y de tratar con los problemas inevitables del crecimiento. El valor no está solamente en lo que los ancianos estudian, sino en cómo lo hacen. Escucharse los unos a los otros, aceptando con gracia otros puntos de vista, es una forma de honrarse los unos a los otros. Además, aprender a tomar notas y mantener registros, escuchar nombres de maestros respetados del pasado y conocer sus escritos, son todas herramientas valiosas de entrenamiento para los hombres jóvenes.
4. Pastorear el rebaño.
En muchas asambleas, los ancianos llegan a involucrarse tanto en la toma de decisiones y en otros deberes administrativos que no cuentan con mucho tiempo para la obra pastoral. Sin embargo, la instrucción es clara para los ancianos, “apacentad la grey de Dios que está entre vosotros…” (1 Pedro 5.2). Esto es muy necesario hoy, y es una fuente de oportunidades prácticas para el entrenamiento de ancianos futuros. ¿Van con nosotros cuando visitamos los hogares, hospitales, etc.? ¿Ven cómo nos movemos entre los creyentes los domingos por la mañana para saludar y dialogar? ¿O todo el tiempo que tenemos disponible lo pasamos con los otros ancianos, resolviendo problemas y preparando programas?
Los hombres jóvenes deben ver a los pastores cuidar de los matrimonios, de los nuevos creyentes, de los ancianos y los enfermos, y de los que pierden entusiasmo en la fe. Mejor todavía, si pueden dedicar tiempo para examinar cómo se llevaron a cabo estas tareas pastorales, y qué lecciones se aprendieron.
5. Asistencia a las reuniones normales y especiales de la iglesia.
Quizás resulte obvio, pero además de todo lo anterior los ancianos deben asistir a las reuniones, a menudo a muchas de ellas. Tales ocasiones pueden ser útiles para el discipulado de hombres jóvenes. Recientemente un anciano amigo leyó una carta de un hombre más joven en nuestra asamblea. Él la escribió para agradecer al anciano por haberle invitado a una conferencia de fin de semana en una provincia vecina. Disfrutó de la conferencia, fue bendecido por la excelente ministración de la Palabra, pero a continuación añadió, “la parte del fin de semana que más me impactó fueron las conversaciones que tuvimos en el viaje”. Dios usó algo aparentemente ordinario como el viaje a una conferencia para producir logros espirituales en la vida de un joven.
Quizás el mayor obstáculo en involucrar a hombres jóvenes sea algo profundo del corazón. El verdadero pastoreo no tiene que ver con poder y control, sino que se trata de ser un siervo. Viene de amar al Pastor y sus ovejas. Tal como el Buen Pastor no estimó el ser igual a Dios como algo a que aferrarse (Fil. 2.6), sino que se entregó por el rebaño y dio esta tarea a los pastores ayudantes, así también el anciano verdadero se goza cuando el Señor bendice sus humildes esfuerzos para estimular a la generación siguiente de siervos líderes. Feliz es la asamblea que tiene ancianos con una visión adecuada para sus líderes futuros, y con planes sobre cómo prepararlos.
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Adaptado de Apuntes para Ancianos |