La primera responsabilidad de un anciano es alimentar la grey de Dios. Después de su resurrección, el Señor Jesús dio instrucción a sus apóstoles de enseñarles a los nuevos discípulos obediencia a sus mandamientos. (Mateo 28:20). El primer registro de historia eclesiástica nos muestra con cuánto cuidado se observaba esto al perseverar los discípulos “en la doctrina de los apóstoles…” (Hechos 2:42). Este aspecto fundamental de la fe cristiana fue reforzado con la llegada del evangelio al mundo gentil. Pablo constantemente afirmaba la supremacía de la Palabra de Dios a las iglesias jóvenes. Una muestra de esto la podemos ver en sus palabras de despedida a los ancianos de Éfeso en Hechos 20. Él recordó que: “No he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios” (v. 27). Luego los exhortó a seguir su ejemplo: “Mirad … para apacentar la iglesia del Señor” (v. 28). Finalmente, después de advertirles de los peligros que vendrían, los encomendó a Dios “y a la palabra de su gracia” (v. 32). Desde entonces, los falsos maestros y la falsa doctrina han amenazado la iglesia.
En la nueva vida es natural que los recién nacidos necesiten la leche de la Palabra. (1 Ped 2:2), así pueden crecer y enseñar a otros (Heb. 5:12), al haber recibido la palabra de vida consistente y fielmente, y una asamblea sana proveerá alimento espiritual abundante y de buena calidad para edificar al pueblo de Dios y enseñarles a estudiar la Palabra por sí solos.
En la nueva vida es natural que los recién nacidos necesiten la leche de la Palabra. (1 Ped 2:2), así pueden crecer y enseñar a otros (Heb. 5:12), al haber recibido la palabra de vida consistente y fielmente, y una asamblea sana proveerá alimento espiritual abundante y de buena calidad para edificar al pueblo de Dios y enseñarles a estudiar la Palabra por sí solos.
¿Quién debe alimentar?
Al pensar en alimentar la grey, tendemos a pensar en la enseñanza dominical. Pero ¿qué otros aspectos constituyen la alimentación del pueblo de Dios? La lista es amplia y siempre podemos dejar algo por fuera, pero pensemos en todas las interacciones personales y grupales en las cuales participan los ancianos regularmente. De acuerdo con 1 Timoteo 5: 17, no todos los ancianos dedican la misma cantidad de esfuerzo al estudio de la Escritura. Adicionalmente, no todos deben predicar desde el púlpito. De hecho, para la Iglesia es mejor cuando hay honestidad acerca de los dones que se tienen y los que no (Rom. 12: 3). Sin embargo, cada anciano debe ser apto para compartir la verdad de Dios en su propia esfera de acción (1 Tim. 3: 2). Si escucha una conversación de alguien con un anciano, probablemente oirá principios divinos (y también versículos bíblicos) entremezclados en la conversación. Esto hace parte de alimentar la grey.
Ya sea que prediquen o enseñen personalmente o inviten a quienes tienen el don y lo pueden hacer, los ancianos son los principales responsables de la dieta espiritual de la asamblea. Ellos deben asegurase que las necesidades y problemas de los creyentes no impidan dedicarle tiempo a las Escrituras, un principio que encontramos en Hechos 6: 1-7, donde se escogieron ayudantes [diáconos] para que los apóstoles mantuvieran las prioridades.
Ya sea que prediquen o enseñen personalmente o inviten a quienes tienen el don y lo pueden hacer, los ancianos son los principales responsables de la dieta espiritual de la asamblea. Ellos deben asegurase que las necesidades y problemas de los creyentes no impidan dedicarle tiempo a las Escrituras, un principio que encontramos en Hechos 6: 1-7, donde se escogieron ayudantes [diáconos] para que los apóstoles mantuvieran las prioridades.
¿Qué alcance tiene esta obra?
¡Esta obra es tan amplia como las necesidades de la gente! Las oportunidades para visitar, aconsejar, consolar equipar y defender son ilimitadas. Solo un libro que es vivo, eficaz, cortante y hábil, según Hebreos 4:12 puede lograr todo esto. Los ancianos deben pasar tiempo en oración para discernir lo que se necesita. El que predica en público debe preparar sus mensajes cuidadosamente y darlos con sinceridad. La tarea es ser fiel a la Palabra, así como relevante a los tiempos. El maestro debe construir un puente desde los días bíblicos hasta el presente para que sus oyentes aprendan a vivir lo predicado. Muchos se han beneficiado de un ministerio consecutivo, sistemático y expositivo que expone al creyente a todo el consejo de Dios, y no tan solo a nuestros temas favoritos.
Alimentar es dar lo que se ha recibido de la cabeza. No predicamos nuestras ideas o palabras, debemos convencernos de que tan solo la Palabra de Dios trae vida y vitalidad espiritual a los creyentes. Y aquí radica un punto de gran diferencia entre muchos enfoques denominacionales como el del catolicismo que ve la autoridad en la iglesia. La verdadera autoridad espiritual en la enseñanza no viene de la iglesia sino de la Palabra misma. La iglesia recibe la instrucción de la Cabeza, que es Cristo, a través de hombres dotados que Dios mismo equipa y provee.
Alimentar es dar lo que se ha recibido de la cabeza. No predicamos nuestras ideas o palabras, debemos convencernos de que tan solo la Palabra de Dios trae vida y vitalidad espiritual a los creyentes. Y aquí radica un punto de gran diferencia entre muchos enfoques denominacionales como el del catolicismo que ve la autoridad en la iglesia. La verdadera autoridad espiritual en la enseñanza no viene de la iglesia sino de la Palabra misma. La iglesia recibe la instrucción de la Cabeza, que es Cristo, a través de hombres dotados que Dios mismo equipa y provee.
Cosechando los Beneficios
Cuando por medio de las labores de ancianos piadosos los creyentes son equipados para el servicio, son fortalecidos contra el pecado en la guerra espiritual y son bendecidos en la adoración mediante el Espíritu que se basa en la verdad, ellos también se animarán a testificar de Cristo en su entorno. Esto provee un suministro de nuevos convertidos en la asamblea, y así la Palabra de Dios edifica la iglesia (Hechos 6:7; 9:30). El viejo dicho es cierto: “Si quieres más ovejas, alimenta las que tienes”.
Por Jack Spender
Adaptado de la publicación Apuntes para Ancianos