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La segunda obra

La segunda obra de los ancianos es liderar, es decir “ir antes de” (esta es la segunda entrega de una serie de cuatro).

David apreció este aspecto del cuidado pastoral de Dios cuando escribió el amado Salmo 23; de esto hablan las palabras traducidas como guiar o pastorear. Muchos saben que los ancianos tienen esta responsabilidad, pero no saben cómo sustentarlo bíblicamente. La palabra griega “hegeomai”, que significa “guiar”, aparece tres veces en Hebreos 13 donde está traducida como “pastores”.

Pero ¿por qué no solo utilizar la palabra anciano al referirse a aquellos que lideran la Iglesia? A veces se necesita un término más amplio. Cuando el apóstol Pablo visitaba una asamblea, él no se convertía automáticamente en un anciano, aun cuando trabajaba estrechamente con ellos. De igual manera, una nueva asamblea, aunque no tenga ancianos reconocidos, no necesariamente está sin liderazgo. Esta situación está implícita en Hechos 14:23 donde, antes de establecer ancianos, por algún tiempo hubo iglesias nuevas fundadas por Pablo y Bernabé.

Con confianza exhortamos a los creyentes a que obedezcan y oren por sus líderes mientras esperar el tiempo de Dios para públicamente reconocer ancianos. Así, al recordar a los creyentes cuáles eran sus responsabilidades hacia quienes Dios confirmaba entre ellos, el escritor a los Hebreos utiliza un término más amplio: “guiadores,” o sea líderes.

¿Qué hace un buen líder?

Liderar tiene unos requerimientos difíciles. Primero, un hombre debe tener dirección propia. Esto viene tras años de experiencia en los caminos de Dios siguiendo la dirección del Espíritu y la Palabra.

Luego deber tener la credibilidad para liderar a otros, debe ser un buen ejemplo. “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” les escribió Pablo a los Corintios (1 Cor. 11: 1). Una manera útil de entender qué es “liderar” es pensar en la palabra “influenciar”. El liderazgo no es un don espiritual, pero parte de la obra de cada anciano sin importar sus dones y habilidades individuales. Claro está que esto también se aplica a otros siervos Cristianos que tienen influencias piadosas sobre las personas.

El aprender a comunicarse con claridad, tratar situaciones difíciles con prontitud, y trabajar bien con los demás son cosas esenciales para el buen liderazgo. El trabajo en equipo es muy importante para la vida de la Asamblea, tal como nos dice Proverbios 11: 14,“en la multitud de consejeros hay seguridad”.

Un buen líder sabe cómo ser amable, porque “el siervo del Señor no debe ser contencioso” (2 Tim. 2: 24). El liderazgo en la obra no debe ser a expensas de perder un espíritu humilde de siervo. Pedro exhorta a los ancianos a no enseñorearse sobre la herencia de Dios sino a ser ejemplos de la grey (1 Ped. 5: 3). El Señor Jesús prohibió a sus discípulos tomar el título de líder (Mat. 23: 10), donde se utiliza una forma del verbo “hegeomai”.
Sin embargo, un buen líder también deberá ser firme y tomar medidas decisivas para cerciorarse que la justicia permanece. El que piensa que un buen líder sólo debe ser un buen ejemplo, no sabe mucho sobre liderar ovejas. Hay muchos peligros en los que es necesario contar con pastores que vayan al frente, con vara y cayado en mano, para cuidar de quienes se queden o pierdan su camino. Pablo habló dos veces de la autoridad que Dios le había dado para la edificación. (2 Cor. 10: 8; 13: 10)

Viendo el cuadro completo

A través del libro de Hechos, es claro que los lideres fuertes y capaces que el Señor estaba supliendo para Su Iglesia dependían de la dirección de Dios. Por ejemplo, los responsables de la Iglesia en Antioquía fueron guiados en cuanto a la dirección del próximo gran paso en la obra al “ministrar al Señor y ayunar” (Hechos 13: 1 – 3). No es sorprendente encontrar a través del libro descripciones excepcionales de la expansión de la obra y del evangelio.

Los ancianos hoy día deben cerciorarse de que todo su tiempo no se vaya en las pequeñas cosas de vida congregacional, o combatiendo incendios como dicen algunos. Se debe reservar tiempo de calidad para buscar la dirección de la Cabeza para el cuidado de sus ovejas, para la futura expansión de la obra y aún para saber hacia dónde avanzar. Las opiniones variarán en cuanto al significado exacto de Prov. 29:18; “Sin profecía el pueblo se desenfrena”, pero lo expresado se aplica bien a nosotros. Dios inicia, pero ¿quién le sigue y lidera al pueblo en la obediencia?

Por último, los líderes necesitan oración para evitar el desánimo; no olvidemos que son objeto de más críticas que cualquier otro miembro de la congregación. ¡Cuántas veces no están ocupados en la obra de Dios tarde en la noche cuando la mayoría de la grey está dormida en sus camas!
Oren por quienes lideran.
 

Por Jack Spender
Adaptado de la publicación Apuntes para Ancianos
 

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