Primero, los hogares son los mejores lugares para las reuniones. Los grupos deben ser pequeños; de cinco a ocho personas sería ideal. Cuando el grupo crece hasta doce personas, los que no hablan mucho pueden retroceder y dejar de crecer. Los requisitos del sitio deben ser mínimos: un espacio adecuado con buen estacionamiento y una bienvenida calorosa. Insista en que los huéspedes no tienen que ser líderes. Es mejor compartir las responsabilidades. Si el grupo quiere insistir en evangelismo, sería bueno reunirse en el hogar de un no creyente.
Segundo, un buen liderazgo es esencial. Los que critican los grupos pequeños, a veces se quejan de la idea de reunirse sólo para “compartir”. Pero si los líderes están bien preparados con un plan sabio, el grupo pequeño hará mucho más que eso. En realidad, la forma ideal de liderazgo es un equipo de esposos (véase Hechos 18:26.) Los ancianos deben animar a los jóvenes a prepararse para ser líderes de grupos pequeños, y no hacerlo ellos mismos. Una de las metas es aliviar la carga de los ancianos ¡no aumentarla! Una parte muy importante del ministerio de los grupos pequeños es la reunión mensual de los líderes. Este es un tiempo cuando los ancianos y líderes de grupos se reúnen para orar y planear juntos. Deben hablar de los problemas y oportunidades, y coordinar el esfuerzo con la vida y necesidades de la iglesia.
Tercero, debido a que la meta básica de los grupos es promover la comunión, es necesario que haya flexibilidad en todo. Los planes tienen que ajustarse para llevar las necesidades de la gente. Deben estar de acuerdo con seguir un formato o patrón sencillo. Yo recomiendo el formato A.A.D.H.: Amar, Aprender, Decidir y Hacer. Este plan produce el crecimiento integral de la persona, su corazón, su mente, su voluntad y su cuerpo; no se limita a lo intelectual. Una reunión típica pueda empezar con preguntas y compartir cómo van los miembros del grupo. Para desarrollar transparencia se requiere tiempo. Si no hay necesidades o problemas especiales a tratar, puede seguir un formato de lección o estudio planeado. Si se surgen preguntas o inquietudes durante la primera parte, o durante el estudio, el material planeado debe dar lugar a la discusión y oración centrada en una búsqueda de pasajes bíblicos que instruyan y animen a la persona con la inquietud. Con el tiempo se hará claro que cuando los nuevos creyentes ven la Biblia como un libro verdaderamente vivo y relevante para sus vidas, su interés en la adoración y la doctrina de las reuniones de los domingos aumentará dramáticamente.
A su debido tiempo, la discusión debe cambiar a tomar decisiones de cómo servir a los que tienen necesidades, seguido por un tiempo de oración, y luego un refrigerio sencillo de comunión informal. Las reuniones subsiguientes deben incluir el rendir cuentas para asegurar que se cumplió con los compromisos acordados. No descuiden las dos partes: “Decidir” y “Hacer”. Las opciones son ilimitadas, pero todo debe hacerse para la edificación de los creyentes (1 Corintios 14:26).
Hay cuatro ingredientes para un tener comienzo exitoso, los cuales se han aprendido a través de la experiencia con grupos pequeños:
- Insistan en un buen liderazgo. Los ancianos deben estar de acuerdo con este esfuerzo, o de otra manera, no deben empezar. Los líderes de los grupos pequeños deben tener tanto una buena relación con los ancianos, como amor por el Señor, la asamblea y la gente.
- Denles nombre a los grupos, no se limiten a llamarlos “estudios bíblicos”. Escojan nombres que enfaticen la meta de comunión como “hogar”, “cuidado”, “pastoreo” o “comunión”. La necesidad de la mayoría de los cristianos es de equiparse, crecer, llevar las cargas los unos de los otros y alcanzar a las personas perdidas.
- No vean a los grupos pequeños como un “programa” más. ¡Muchos creyentes ya están demasiado ocupados con programas de la asamblea y no pueden asumir otra responsabilidad, aunque sea buena! Es mejor ver a los grupos pequeños como una parte esencial de la vida de la iglesia. En nuestra asamblea el que está “en comunión” asiste a la Cena del Señor y la enseñanza los domingos, y a la comunión y oración entre semana. En cambio, los “programas” son opcionales y adiciones a ese horario. Es animador ver que más que el 80% de la asamblea asiste a las reuniones entre semana.
- Sean flexibles con los planes, y breves en las reuniones. Si algunos están luchando con la idea de reunirse en hogares, reúnanse una o dos veces en la manera tradicional , y durante las otras semanas del mes en los grupos pequeños. Tengan reuniones animadas, que no sean aburridas. Comiencen y terminen a tiempo.