por Chuck Gianotti
Quizás esto suene ridículo. ¿Cómo puede un anciano ser efectivo en un minuto? ¡Para pastorear bien se requiere mucho más tiempo que eso!
En primer lugar debemos aceptar la realidad de que el anciano normal tiene tiempo muy limitado, sin duda no puede pasar mucho tiempo con cada creyente de la congregación. Aun en las mejores condiciones, cuando existe una visitación constante, algunos creyentes pueden pasar seis meses o hasta un año sin un intercambio significativo con un anciano, y muchas cosas pueden pasar durante ese tiempo.
“El pastoreo de un minuto” puede ayudar en este dilema. El autor Ken Blanchard inventó la frase “El gerente de un minuto” para referirse al uso efectivo de intercambios de un minuto con las personas bajo la dirección de dicho gerente: mostrando interés en las metas de ellos, escuchando sus luchas o proveyendo dirección cuando pierden el rumbo. El escritor John Maxwell habla de “la regla de los 30 segundos” de influencia: durante los primeros treinta segundos de un encuentro con alguien, debemos procurar “añadirles valor”, con palabras de afirmación, edificándolas o de alguna otra manera concentrándonos en sus necesidades o intereses. Al combinar estos dos conceptos, podemos descubrir oportunidades adicionales para pastorear mejor, que exigen poco tiempo adicional en nuestras constantes ocupaciones., lo que he denominado “El Pastoreo de un Minuto”. Esto será particularmente cierto si se aplica, por ejemplo, un domingo por la mañana, ¡dado que ya nos encontramos entre las ovejas durante ese tiempo!
El “pastor de un minuto” utilizara el primer minuto de cualquier conversación para concentrarse en los intereses o necesidades espirituales de cada persona.
Resultará obvio el hecho de que un minuto en sí no es suficiente en cuanto a nuestros esfuerzos de cuidar del rebaño. Pero ¿qué podemos hacer en un minuto? Las siguientes son algunas ideas que se pueden implementar en interacciones tan breves:
Compromiso total
Comience por tener un compromiso serio con ser un “pastor de un minuto” para con todos, usando de la mejor manera el primer minuto de conversación con cada persona con quien se encuentre el domingo por la mañana. Pablo nos dio esta instrucción: “… antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Filipenses 2.3-4)
¡El mayor desafío para este compromiso es superar la necesidad egoísta de hablar de las cosas que nos interesan! Debemos adoptar la mente de Cristo (Filipenses 4: 5), la actitud de renunciar a nuestros propios intereses para servir a los demás. Esto está incluido en lo que Pablo escribió acerca de los desafíos del ministerio, “llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2 Corintios 4: 10).
Haga preguntas sinceras
Preguntas que muestren una preocupación genuina por “los intereses de los demás”. ¿Cómo puede saber qué preguntar? Recuerde algún pedido de oración que esta persona le haya hecho. ¿Esta persona le pidió oración en para poder hablar de Cristo a un compañero de trabajo? ¿Tiene algún familiar enfermo? Si tiene hijos, entonces ese es un tema importante. ¿En qué ministerio está involucrada esa persona? Aunque no haya podido asistir a algún evento específico, puede preguntar a otros como les fue, especialmente a los líderes.
Una dama, que había dedicado horas de planificación para un evento evangelístico de damas, me dijo en confianza, “Ningún anciano me preguntó al respecto. Supongo que no tienen interés en lo que hacemos. Eso desanima…” El pastor de un minuto habría podido ser de gran aliento al preguntar “¿Cómo resultó la reunión de evangelización?” Una pregunta sencilla demuestra interés y puede ser una manera eficaz de obedecer aquello que el Espíritu Santo dice, “Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis” (1 Tes. 5.11).
Hacer buenas preguntas es un arte que se puede aprender. Con la práctica, se puede mejorar constantemente.
Escuche atentamente.
Cuando haga preguntas, es importante estar preparado para escuchar con atención, más allá de las palabras expresadas. Debemos desarrollar percepción. Yo solía tener una mala costumbre al conversar con otros. Mientras hablaba con alguien, miraba otras cosas que estuvieran sucediendo a mi alrededor. Mi esposa me hizo ver que esto daba a entender que en realidad no estaba prestando atención. Pero yo afirmaba que podía atender más de una cosa a la vez. Pero luego empecé a notar cuando otros hacían lo mismo conmigo. Al fin entendí. Escuchar requiere toda nuestra atención, y que ignoremos otras cosas que nos pueden interesar.
Cuando pregunte “¿cómo está?” y la persona conteste, “oh bien”, un anciano atento escuchará para detectar una necesidad. Quizás pueda preguntar, “no te oyes muy convencido. ¿Qué sucede?” Aun si la persona no quiere abrirse, en su interior sabrá que usted, como pastor, se interesa, y que estará listo para escuchar cuando esta persona se encuentre lista para compartir.
Haga comentarios
Mencione algo acerca de algún ministerio o acción que haya observado en una persona. Por ejemplo, “buen día, José. Gracias por tus palabras en la Cena del Señor. Eso me ayudó durante la adoración”. Esa clase de comentarios puede crear un minuto extraordinario.
Mi favorito es lo que llamo un cumplido hecho por terceros. Por ejemplo, “Hola, José. Julia me dijo que tus palabras en la Cena del Señor esta mañana fueron de gran ánimo para ella”. Esto comunica a José que otros hablan tras sus espaldas, ¡y que dicen cosas positivas de él!
Cada uno de estos comentarios, en sus propias palabras, tomará menos de un minuto, pero comunica poderosamente su interés por las personas.
Conozca bien a las personas que pastorea
Jesús dijo: “Yo soy el Buen Pastor; y conozco mis ovejas” (Juan 10.14). Conocer y escuchar van de la mano. ¿Cómo puede un anciano conocer bien a todos los creyentes en su iglesia? Si la congregación es pequeña, es posible conocerlos a todos, por lo menos por sus nombres y algunos detalles. Para mí ha sido útil tomar notas sobre cada persona en mi directorio telefónico. Un breve repaso los Domingos por la mañana refresca la mente sobre los asuntos más serios que cada uno enfrenta. Cuando se trata de iglesias más numerosas, los ancianos pueden dividir la carga para poder ministrar a todos.
Ore por necesidades genuinas
Así podrá dar ánimo en un minuto. “Hola, José. He orado por ti desde que mencionaste tu pedido de oración la semana pasada”.
Pero, no es necesario esperar hasta el lunes para orar por la gente. Nada comunica mejor que los ancianos verdaderamente se preocupan por los creyentes que cuando se los ve orando espontáneamente por alguien. Los domingos por la mañana, antes, durante y después de la reunión pueden existir tiempos de oración espontánea para presentar a alguien “ante el trono de Dios”. Si fuese apropiado, puede invitar a otros a participar.
Una oración espontánea es especialmente de ayuda cuando alguien le pida oración. A todos nos ha sucedido que olvidamos orar, y al domingo siguiente lo recordamos cuando nos dicen “¡gracias por orar por mí!” Así que una oración espontánea de inmediato es valiosa.
Por supuesto, la calidad en la vida de oración del anciano durante la semana afecta su deseo de orar espontáneamente los domingos de mañana. De hecho, la obra de liderazgo espiritual involucra en primer lugar la oración (Hechos 6.4). Al igual que para muchos ancianos, esta es una lucha constante para mía. Sin embargo, si tomamos en serio nuestras responsabilidades como ancianos, seguiremos luchando en oración a favor de aquellos que están bajo nuestro cuidado.
Ríase con ellos
Ser pastor de un minuto no significa que todos los intercambios deban ser serios. El simple hecho de notar, o de saludar a otros es alto positivo. Muchos intercambios serán cortos. A veces una buena risa puede ser de ayuda espiritual.
Una mujer anciana que conozco sufre mucho de diversas condiciones médicas. Por razones económicas tiene dos trabajos de poco sueldo. Su familia inconversa no le ayuda. Nuestra iglesia le ayuda de vez en cuando con ofrendas de amor. Pero la vida es dura para ella, y no da lugar a la risa. Los domingos de mañana es fácil conversar con ella sobre las dificultades en su vida, eso no es problema, porque tiene tantos. Pero también me sorprende que ella hable de una manera risueña. Descubrí que de vez en cuando ella necesita reírse para ayudar a combatir la obscuridad de su lucha contra el dolor. La risa es uno de los toques humanos que ayuda a la genta a soportar tiempos difíciles. Sin duda, es buena medicina. ¡Y para esta querida mujer, ese es el mejor momento de la semana!
Unos pensamientos finales
Quizás ya haya pensado, “En un minuto fácilmente se pueden descubrir problemas que requerirán más tiempo”. Eso es cierto, pero a menudo, un minuto es suficiente. En otros momentos podrá encontrarse con las personas para pasar más tiempo más allá de las ocupaciones de un domingo por la mañana.
En algunas iglesias, donde falten ancianos bíblicamente calificados, los ancianos pueden ser hombres más jóvenes con hijos pequeños. Ellos tienen responsabilidades con sus familias en las mañanas de los domingos, especialmente si sus esposas desean ayudar a mujeres más jóvenes. Algunas parejas tienen la costumbre de alternar el cuidado de los niños durante la reunión. Esto libera a uno de los dos para la obra del pastoreo.
A veces es tentador tener reuniones rápidas de ancianos los domingos de mañana. Por supuesto, esto puede ser necesario por alguna emergencia. Sin embargo, recomiendo evitar esto para que los ancianos puedan hacer el trabajo del pastoreo cuando están presentes todos los creyentes.
Conozco una iglesia que tiene una norma de media hora, es decir, nadie limpia ni tiene otra reunión durante los primeros 30 minutos después del culto de domingo por la mañana, de esta manera disponen de tiempo para conversar, ministrarse unos a otros, y conocer a los visitantes.
Conclusión
Esto es lo que sucederá cuando nos esforzamos por ser un “Pastor de un Minuto”:
- Podremos ministrar en cosas pequeñas a muchas personas los domingos.
- Ese minuto puede convertirse en cinco minutos o más, o puede dar lugar a una visita o una carga de orar más específicamente.
- Las personas se sentirán animadas, porque les hemos dedicado algo de tiempo enfocado a ellos como individuos.
- Eventualmente las personas llegarán a ver que sus ancianos que realmente se preocupan por ellos, y contarán con nosotros cuando necesiten consejo espiritual.
- Imitaremos al Buen Pastor cuya costumbre fue tener relaciones cercanas con las personas. “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13.15).
________________________________________
Adaptado de Apuntes para Ancianos