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Los predicadores, provisión de Dios

por Ed Anthony

 

Quizás alguna vez haya escuchado por casualidad una conversación telefónica, en la que sólo oyó un extremo de la conversación, y la persona cerca de usted dijo algo como: “Hola, primo Juan”. No habiendo sabido del primo Juan desde hace bastante tiempo, usted inmediatamente comenzó a considerar el motivo de la llamada y qué puede estar sucediendo. El problema es que usted sólo escucha a la persona de este lado de la línea, así que procura entender la llamada con solo escuchar uno de los lados de la comunicación.

Esa es la sensación que a veces experimentamos cuando leemos lo que Pablo, y los demás que ministraron, comunicaron a las iglesias a través de las cartas del Nuevo Testamento. Es obvio que iban de un lugar a otro para ministrar. ¿Cómo y por qué ocurrió, o cuál fue el motivo de que ciertas iglesias estuvieron involucradas? ¿Alguien le decía a Pablo dónde tenía que ir? ¿Ciertas iglesias solicitaron su ayuda? ¿Tenía Pablo un determinado circuito en donde predicaba cada año? Sin duda, podríamos enumerar una docena de posibilidades adicionales. Sin embargo, la pregunta se mantiene vigente para las iglesias que hoy se encuentran del otro extremo de la comunicación. ¿Cómo, o por qué los siervos del Señor, a menudo denominados enseñadores o predicadores, se relacionan con una asamblea en particular? ¿Cuál es su propósito? ¿Se los necesita hoy en día? Estas son preguntas importantes que deseamos explorar y contestar en este artículo.

Y es bueno comenzar por recordar que las condiciones para los enseñadores en la iglesia primitiva siguen vigentes hoy en día.

Primero, en todo el mundo hay grupos locales de creyentes que tienen al Señor Jesucristo como Cabeza.

En segundo lugar, los dones espirituales no son menos esenciales hoy día en la edificación del cuerpo. Es importante observar que los dones de evangelismo, enseñanza, pastoreo, etc. son dados para la obra del ministerio. Es decir, para preparar a los santos a impulsar el ministerio (Efesios 4:11-12).

En tercer lugar, las asambleas del pueblo de Dios necesitan guía. Los santos se encuentran en distintas etapas de su camino espiritual y existen muchas necesidades diferentes. Observe las cartas a los Corintios. ¿No es evidente que existían muchas necesidades diferentes? Sin duda tenían ancianos, y todos los santos tenían dones, sin embargo, necesitaban ayuda (1 Corintios 7:1). Todos los santos en la asamblea deberían estar interesados en el evangelismo y estar deseosos de compartir la esperanza que tienen, sin embargo, podría ser de bendición considerar la visita de un evangelista talentoso para ayudar a la asamblea. En consecuencia, podríamos sintetizar que también hoy hay asambleas, dones, y necesidad de guía.

Propósito

 

Las asambleas deberían tener un propósito claro al invitar a un hermano bien equipado para ministrar (ver el ejemplo de Pedro y Cornelio, Hechos 10:29). Es muy probable que una iglesia pequeña cuente con limitados dones y en consecuencia tenga la mayor necesidad de ayuda. Y es evidente que Pablo iba a dónde podía ser de ayuda (Romanos 1: 10-11). Como hemos observado en nuestra introducción, no contamos con todos los detalles, pero Pablo quería ser usado para ayudar y guiar a los santos en una asamblea, de tal manera que cuando se hubiese ido, fuera evidente la diferencia gracias a su visita, y que ellos estuviesen mejor preparados para ministrarse a sí mismos (Efesios 4: 11-12).

Es triste ver que muchas asambleas solo completan fechas en el calendario sin reflexionar mucho en cuanto al propósito o lo que necesitan los santos. ¿Cómo los estamos edificando para que puedan ministrar?

Es importante que los ancianos piensen cuidadosamente en el alimento que se entregará al rebaño durante el año. ¿Existen áreas de debilidad o de necesidad? ¿Existen porciones de las Escrituras de las cuales los santos tienen poca comprensión? Esto no descarta que un hermano sea invitado en cierto momento para hablar conforme a la dirección del Señor, pero alguna pauta de parte de los ancianos podría ser útil.

Hace poco, una asamblea me invitó a hablar de acuerdo con lo que el Señor me guiara en una serie de reuniones de fin de semana. Mencionaron que un área de interés para ellos era “la oración”. Esto resultó muy útil, y pude servir entre ellos con una breve serie de Hebreos y la importancia de un verdadero acercamiento a Dios.

A veces las buenas prácticas llevadas a un extremo pueden tener un efecto adverso, no buscado en la asamblea. Varios años atrás, un área en la que muchas iglesias tenían carencias era en la enseñanza consecutiva de la Palabra de Dios. Esto hizo que muchos lo tomaran en serio, y hoy en día, muchas asambleas todavía se esfuerzan por tener enseñanzas consecutivas sobre un libro o tema.

Pero, desafortunadamente, algunos solo realizan una enseñanza consecutiva basada en diversos materiales de cursos o guías de estudio como una manera de completar fechas del calendario. Lo viví cuando una asamblea me contactó una semana antes de la fecha para decirme: de paso, nos gustaría que predique sobre ‘este pasaje’. Este tipo de cosas indican una falta de comprensión acerca de la importancia de la preparación del alimento que se entregará a los santos. Dios, por supuesto, utilizará su Palabra a pesar de los defectos del hombre, pero las asambleas y los enseñadores itinerantes deberían concentrarse más en qué y cómo estamos ministrando a los santos y menos en completar el calendario porque la práctica dicta tener un invitado cada semana (o hermanos que enseñen en alguna iglesia cada semana). Las asambleas y los siervos itinerantes necesitan tener una renovada visión del propósito del ministerio y por qué Dios lo ha dado.

Provisión para la asamblea

 

Hemos considerado el hecho de que Dios todavía usa a siervos itinerantes bien equipados, y que hay un propósito en utilizarlos para ministrar a la asamblea. También hemos observado que las prácticas de las asambleas, aunque bien intencionadas, pueden obstaculizar el uso de dichos siervos del Señor.

Así que, ¿cómo provee Dios estos siervos? ¿Qué deberían estar haciendo las asambleas al contar con dichos siervos? Para contestar esta pregunta, deberíamos entender cómo prepara Dios tanto a la asamblea como al siervo. Sin lugar a duda la oración juega un papel importante (Hechos 13:2). ¿Cuánto tiempo dedican los ancianos a la oración al considerar el alimento que se suministrará a los santos, o quiénes deben estar ministrando ese alimento? Desafortunadamente, esta parecería ser un área deficiente. ¿Cuándo fue la última vez que los ancianos dedicaron una hora para orar juntos acerca de la alimentación que se brindará a la asamblea? ¡Oh, cuán importante es el trabajo de cuidar al rebaño!

Además de la oración, los ancianos deben planificar. Los ancianos que pastorean la asamblea local son los que tienen la responsabilidad de buscar la ayuda de Dios en la planificación (Hechos 13:3; 20:28). Deberíamos tener en cuenta que el hombre planifica, pero Dios es el que dirige sus pasos (Proverbios 16:9). Sin duda Pablo había planificado dónde podría ir, pero estaba abierto a que Dios cambiara los planes (Hechos 16:7). El Espíritu juega un papel importante (Hechos 13:2).

Los ancianos deberían estar al tanto de los siervos de Dios y su disponibilidad para que puedan contar con ellos de forma efectiva para satisfacer las necesidades de la iglesia local. Pablo y otros visitaban las asambleas que estaban cerca unas de otras o un hogar que tenía una necesidad (Hechos 9:37-41). Era un uso eficiente del tiempo y de los recursos. Observa cuántos estaban dispuestos a ayudar a Pablo a continuar a su próximo destino en la gira. Una asamblea debería informar a otras asambleas locales cuando un hermano esté en la zona. Tal vez las otras iglesias podrían recibir ayuda cuando el hermano se encuentre ahí. Tal vez varias asambleas locales podrían juntarse para un tema similar de ayuda. Estas son áreas en las que la iglesia debe asumir la responsabilidad.


Adaptado de  APA

1 Comment

  1. Gilberto Vanegas
    octubre 27, 2022 at 10:03 pm ·

    Gran tema para pensar en la necesidad de predicadores itinerantes que tengan gran madurez y puedan ministrar en las diferentes zonas de un paiz o región. Normalmente no se trata este tema o se anima a iglesias a pensarlo.
    Gracias por esta reflexion tan apropiada.

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