En épocas del Antiguo Testamento, los profetas hablaban en representación del Dios de Israel, quien (a diferencia de los dioses de los cananeos) no se revelaba a sí mismo como una figura o forma, sino como una voz que comunicaba Su palabra (Deuteronomio 4). “Así dice el Señor…” eran sus palabras claves.
En el Nuevo Testamento, aprendemos del Señor Jesús, la comunicación de Dios al hombre. Él fue llamado el “Verbo” o la “Palabra” por el apóstol Juan. Jesús enseñó que el hombre vive por las mismas Palabras que Dios habla. (Mateo 4:4)
Las epístolas abundan con referencias no sólo al acto de hablar y del mensaje que contienen, sino también a la idea relacionada de la comunión. Al final de la Biblia, los cielos se abren y el Señor, cuyo nombre es “El Verbo (o la Palabra) de Dios” retorna a la tierra para reinar con Su pueblo (Apocalipsis 19:13) ¡Cuán importante este tema de palabras humanas y comunicación, debiera ser para los cristianos!
Quiero mencionar cuatro áreas en las cuales la capacidad de comunicación afecta a los ancianos o líderes en las iglesias. En primer lugar, esta capacidad es importante en la transferencia de la verdad, tal como en la enseñanza, la predicación, la consejería y una multitud de otros dones y esfuerzos que apuntan hacia la edificación del pueblo de Dios. En segundo lugar, son esenciales para construir relaciones de calidad, a través de la interacción, la capacidad de escuchar y otros diversos intercambios no-verbales. Tercero, una buena capacidad de comunicación es necesaria para investigar y aclarar problemas, tanto personales, como de organización. Por último, esta capacidad es de importancia crítica para guiar o gobernar a un grupo de personas. La asamblea del pueblo de Dios debe ser un lugar donde la comunión práctica florezca; un ambiente donde la visión, las decisiones y las metas del trabajo local puedan ser bien entendidas y aplicadas.
Transferencia de la Verdad
Al estar encargados de alimentar la grey de Dios, los ancianos deben promover salud espiritual y crecimiento a través de actividades positivas como la predicación y la enseñanza, así como también proteger al rebaño al impedir el daño que otros pueden causar con sus palabras (Tito 1:11). Ya sea dando enseñanzas, presidiendo reuniones, haciendo anuncios o visitando a la gente, los ancianos deben asegurarse de que la comunicación sea clara, sincera, edificante y en el momento adecuado. Si bien es cierto que “la Palabra de Dios edifica a la iglesia” también es verdad que una buena comunicación es esencial para este proceso.
Relaciones de calidad
En Efesios capítulos 4 y 5, Pablo provee una lista completa de formas de hablar que son prohibidas para los creyentes, como asimismo de otras formas convenientes que deberían caracterizarnos.
Esto es para cada creyente; nadie está exento. La mitad de todos los dones espirituales dados a la iglesia son aquellos de expresión o dones hablados. No es extraño que Pablo iguale la madurez espiritual con la habilidad de hablar la verdad en amor. (Efesios 4: 15-16)!
Pero este tema no se limita a la comunicación verbal únicamente, sino que incluye el tema más amplio de la comunión, uno de aquellos factores prominentes en la iglesia primitiva (Hechos 2:42). Como tal, la iglesia se transforma en el lugar donde juntos aprendemos el arte de la comunicación y compartimos las bondades de Dios.
Un factor importante en este tema es la habilidad de escuchar. El Señor Jesús aconsejó a Sus discípulos “tened cuidado de cómo oís [o, escucháis]” (Lucas 8: 18). Estas cualidades, cuando son bien modeladas por el liderazgo de la iglesia, constituyen un buen ejemplo para aquellos más jóvenes en la fe, y deberían evidenciarse no sólo en las relaciones entre cristianos, sino en matrimonios y familias fuertes, en la reunión de asamblea o en pequeños grupos, y en conversaciones privadas, todo debe ser hecho para edificación (1 Cor. 14: 26).
Resolviendo problemas
La oración, que en esencia es una comunicación con el Señor, debe encerrar todo este tema. El proceso puede ser largo y difícil, pero una vez que se toma una determinación, una comunicación clara con la iglesia es esencial para evitar rumores e informar a los creyentes de las acciones que deben tomar. La meta siempre es la restauración de aquellos quienes han pecado, y la protección de la iglesia. El fruto será una gozosa compañía de personas que crecen, y no un grupo desanimado.
Conducción de grupos
Recuerda que, al tratar con las personas, debemos mirar más allá de lo que decimos y tratar de entender aquello que la gente percibe que decimos. Toda retroalimentación es muy valiosa. No tenga miedo de preguntar: “¿Qué piensa de nuestro anuncio esta mañana?” o a una madre soltera: “¿Cuál es la mejor manera en que podemos mantenerla informada sobre decisiones que tome el liderazgo?” La humildad mantendrá a los ancianos al alcance de todos.
Trabajar con personas tiene su recompensa, pero es tarea dura. Aprender buenos métodos de comunicación facilitará la tarea para las ovejas y para sus pastores.
Adaptado de APA