Esta es la continuación de una serie de cuatro partes dedicada al reconocimiento y el trabajo de los ancianos. El énfasis de esta serie es ayudar a los discípulos a madurar y a progresar a partir de la aceptación de estas verdades hasta adoptarlas y defenderlas.
En el número anterior, señalamos que la iglesia es liderada por una pluralidad de hombres llamados ancianos. También llamados “supervisores o sobreveedores” (traducidos como “obispos” en la Reina Valera). Ellos trabajan en equipo para alimentar, liderar y proteger a la iglesia. Este es el modelo constante en todo el Nuevo Testamento, ilustrado en Hechos 14:23, que corresponde al período inicial de la obra de Pablo, y I Timoteo 3:1-8 y Filipenses 1:1, escritos muchos años después. El punto de vista de Pablo sobre el liderazgo de la iglesia no “evolucionó” conforme la iglesia fue creciendo. Santiago (5:17) y Pedro (I Pedro 5:1-5) muestran que los otros apóstoles también tenían el mismo punto de vista. Además, la palabra se emplea para la iglesia en áreas predominantemente judías (Hechos 11:30) y en iglesias de las naciones gentiles (Hechos 16:4,5).
Observa que dos palabras describen a los que lideran en la iglesia, no tres. “Pastor” es un don espiritual, y nunca se usa como sustantivo para describir el liderazgo de la iglesia. Los ancianos “apacientan” o “pastorean” el rebaño de Dios, pero como título, esta palabra se usa sólo para el Señor Jesús; (comparar I Pedro 2:25 y Juan 10:16). También, de manera más informal, como apoyo, el liderazgo en la iglesia puede incluir a otros según el Señor guíe. En la iglesia primitiva había apóstoles y profetas (Hechos 15:2; 13:1), hombres dotados (Ef. 4:11), y también aquellos que podríamos llamar “misioneros” (Hechos 11:22).
Habiendo considerado la labor que realizan los ancianos, queremos enfocarnos en tres temas principales en cuanto a los ancianos como un equipo que se cuida mutuamente, que lidera en medio del pueblo y que capacita a otros para que continúen la obra.
No pretendemos hacer un estudio detallado del trabajo de los ancianos en la iglesia, solo deseamos dar un breve resumen. El trabajo de los ancianos en la iglesia involucra cuatro áreas: alimentar, liderar, supervisar y proteger. Los santos necesitan una dieta saludable de buen alimento espiritual, primero de las Escrituras, pero también en diálogo, consejo, amonestación y cuidado. Necesitan una visión para su camino espiritual y diario, que proviene de una comprensión bíblica de los orígenes (el pasado), el propósito (el presente) y el destino (el futuro). Pueden surgir disputas y diferencias internas que perturben las relaciones en la iglesia, y los sobreveedores deben discernirlas y confrontarlas, no permitiendo que estas diferencias queden sin resolver, y que la amargura lleve a otros a quedar fuera de la comunión. Por último, los lobos pueden surgir o entrar y, mediante falsas enseñanzas, socavar la fe de los creyentes. Pablo advirtió a los ancianos sobre ellos en Hechos 20:29 – 30.
Un versículo de suma importancia es Hechos 20:28 en el que Pablo instruye a los ancianos de la iglesia de Éfeso de la siguiente manera: “Mirad por vosotros, y por todo el rebaño…”. El orden es fundamental. El ministerio del equipo sólo puede ser tan eficaz como su integridad. Tanto de manera informal, como cuando se reúnen, los ancianos deben intencionalmente apartar tiempo para informarse, apoyarse y orar unos por otros. ¿Cómo puede un hombre ser eficaz en el cuidado de las personas si su propio corazón está sobrecargado o quebrado? El temario de una reunión normal de ancianos podría incluir tiempo en la Palabra y la oración, una breve comprobación de cómo les va a los hermanos en el equipo, y luego las necesidades y problemas de la asamblea. Los detalles de cómo se puede hacer esto son innumerables, pero el hilo conductor es el amor mutuo. ¡El Señor fue muy claro al respecto!
Las Escrituras dan una libertad sustancial en cuanto a la forma en que una iglesia local puede aplicar el principio del liderazgo plural y de servicio para atender las necesidades cambiantes de las personas y las diferencias culturales, pero existe un punto clave que es esencial: Los ancianos (siendo ellos mismos ovejas) deben trabajar “en medio” de los santos en lugar de enseñorearse de ellos (véase Hechos 20:28; I Pedro 5:1-3; I Tes. 5:12). Esto a veces se descuida en detrimento de la iglesia. Los ancianos no deben ser conocidos esencialmente por las reuniones de ancianos “a puerta cerrada” de las que los santos están excluidos.
Más bien, motivados por corazones y actitudes humildes, por la conciencia de ser responsables ante el Señor, los ancianos deben dedicar tiempo a conocer a la gente. La hospitalidad y las visitas son indispensables, y cuando sea práctico, los grupos pequeños en los hogares proporcionan perspectivas particulares que rara vez se obtienen en las reuniones públicas. ¿Se utiliza el tiempo libre de los domingos por la mañana, por ejemplo, para circular entre los santos e interactuar con ellos, o para ocuparse de los asuntos del equipo?
Una forma de medir la eficacia de los ancianos es observando cómo delegan responsabilidades, involucran a otras personas, fomentan los dones espirituales y eventualmente son reemplazados por aquellos a quienes han entrenado. Es cierto que el Espíritu Santo asigna a los sobreveedores (Hechos 20:28), pero esto no ocurre en el vacío. Los jóvenes deben ser entrenados y sus dones desarrollados a la vista de la familia de la iglesia. Esta labor crucial a veces se descuida porque el tiempo se dedica a apagar “pequeños incendios”. Un beneficio importante de entrenar y equipar a la próxima generación es que ayuda a la gente a respetar y abrazar el patrón bíblico para el liderazgo en la iglesia. Considera las siguientes preguntas que resaltan el tema:
En Tito 2:10, Pablo exhorta a los siervos a “adornar la doctrina” con su conducta santa. Como los ancianos son siervos, podemos aplicar ese pensamiento a su trabajo. Los ancianos pueden adornar la doctrina del liderazgo bíblico de la iglesia cuidando unos de otros, trabajando entre los santos, involucrándolos siempre que sea posible, y actuando como mentores de los jóvenes de la iglesia. Es gratificante escuchar a un joven creyente responder a un amigo: “¿Por qué querría ir a ese lugar? Sólo tienen un pastor; ¡nuestra iglesia tiene varios que se ocupan de nosotros!”.
Evidentemente, estas cosas buenas deben ir acompañadas de una alimentación de calidad para el rebaño basada en las Escrituras. Pero incluso en esto, los oradores pueden enseñar con delicadeza y gracia la sabiduría del diseño de Dios para el liderazgo de la iglesia; en este caso es un trabajo de equipo plural y pastoral realizado por hombres comunes. “En la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14).
____ Adaptado con permiso de APA
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