¿Puede toda una iglesia arrepentirse, o esto es solo para los individuos? ¿Se arrepienten los cristianos o esto es solo para los perdidos? Estas son preguntas honestas, y quizás nos preguntemos si habrá creyentes bien fundamentados en la Palabra que las respondan.

Si crees que este tema no merece la atención de ancianos atareados, y descartas el asunto como algo elemental, considera lo siguiente. En sus cartas a siete iglesias, el Señor Jesús aconsejó a cuatro de ellas a que se arrepintieran. ¡Más de la mitad!, y ninguna de esas iglesias había existido por más de 50 años. ¿Cuántas veces en tu vida has escuchado que una iglesia entera se arrepintió? Sí, el Cristo resucitado tuvo algunas palabras muy contundentes sobre este asunto para las congregaciones que llamamos “iglesias primitivas”.

En cuanto a los creyentes como individuos, piensa en los mensajes que hayas escuchado sobre 1 Juan 1:9 y la confesión de los pecados. ¿Mencionó el orador el arrepentimiento? ¿Hubo alguna explicación de la relación entre la confesión y el arrepentimiento? ¿Quedó claro que el objetivo de la vida cristiana no es el de “pecar… confesar”, “pecar… confesar” sino dejar de pecar? La palabra bíblica que describe este cambio de mente y corazón acompañado de un apartarse del mal es precisamente lo que describe el verdadero arrepentimiento. Tristemente, en la actualidad, para muchos cristianos el concepto de arrepentimiento es visto como algo del pasado que no tiene más vigencia para el creyente, excepto en su testificar a los perdidos.

La bondad de Dios

 

En Romanos 2: 4 encontramos una declaración alentadora sobre el tema, dice: “la bondad de Dios te guía al arrepentimiento” (LBLA). Nótese que esto fue escrito (como lo es toda la epístola), a “los santos” (1:7). Allí observamos que cuando una persona se aparta del pecado, ¡la bondad de Dios estuvo involucrada! La frase “te guía…” describe un trabajo o proceso progresivo, en lugar de una decisión repentina. Como verdad revelada en las Escrituras, podemos conocerla y agradecer al Señor por ella. Es una de las obras internas de gracia del Espíritu Santo.

Esto debería tener un efecto en nuestros corazones. Lo ideal, por supuesto, es confesar prontamente nuestros pecados una vez recibida la convicción del Espíritu Santo. Eso es todo lo que se necesita. Pero a veces puede haber torpeza espiritual o dureza de corazón. Pensemos en David, quien se ocupó de los asuntos del gobierno durante muchos meses después de su pecado con Betsabé. En tales casos, podemos saber que la bondad de Dios pone en marcha cosas que nos llevarán hacia un corazón arrepentido como sucedió con David. Ciertamente esto es a menudo un asunto personal entre el Señor y el individuo. Sin embargo, nuestra investigación ahora involucra a la iglesia local en conjunto y su liderazgo. ¿Es sabio o necesario dejar este tema enteramente a cargo del creyente individual y el Señor? ¿Tiene la iglesia alguna responsabilidad? Pienso que sí.

Reflexiones para las iglesias y los santos

Algunas iglesias han dividido subconscientemente a los oyentes entre “ellos” (personas que necesitan arrepentirse) y “nosotros” (personas que se arrepintieron hace mucho tiempo y que ahora se encuentran por encima de esto). Esto es un error. Más bien, la iglesia es una comunidad de personas perdonadas que experimentan y se regocijan en recibir perdón a lo largo de todo el camino de su vida, a medida que el pecado es confesado (1 Juan 1).

Parte de esta verdadera comunión en la iglesia debe incluir el ayudar a otros santos a disfrutar de este perdón práctico a medida que los hermanos y hermanas son restaurados a la comunión con el Señor, lo cual sirve de base para una comunión unos con otros. Pero la base sobre la cual se restaura genuinamente la comunión no es simplemente que haya habido una confesión, sino que exista también una decisión de abandonar lo que está mal y caminar en la luz. Confesar nuestro pecado, pero no apartarnos de él invita a la disciplina (ver Hebreos 12). Las formas reales de explicar y ayudarse unos a otros en este asunto variarán de una asamblea a otra, pero sostenerlo como un principio y mantener un entorno en el que se fomente esta ayuda serán esenciales, y un trabajo importante para quienes lideran.

Considera además las palabras de Cristo a Tiatira en Apocalipsis 2:21: “le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse”. El pecado ignorado y no juzgado afecta a la iglesia, y el Señor hace responsable de esto a la iglesia.

Temas de análisis para los ancianos

Ofrecemos la siguiente lista para quienes sientan la necesidad de mejorar en esta área. Si ya se ha tratado minuciosamente este asunto, alabe al Señor y revise la lista a modo de repaso. Si el tema está mostrando una necesidad de ser abordado, tal vez sea bueno conversar sobre cada uno de los siguientes puntos con sus compañeros en el liderazgo y orar por orientación sobre qué acción se debiera tomar. De todos modos, estas son solo algunas de las áreas para incrementar nuestra concientización sobre mejores habilidades en el pastoreo.

  • Asegúrese de que los santos estén recibiendo una enseñanza bíblica sólida acerca de estas y otras palabras importantes relacionadas: convicción, perdón, confesión, arrepentimiento, restauración. Esto incluye definiciones y exposiciones claras de lo que significan, una o más referencias bíblicas y posiblemente uno o dos ejemplos de las Escrituras, o de alguna experiencia personal. ¡Un buen ministerio bíblico no es entretenimiento! Como se explica en 2 Timoteo 3:16, es exponer el camino de la fe (doctrina), permitir que el Espíritu de Dios traiga convicción donde sea necesario (reprensión), alentar a una respuesta a la enseñanza, a un arrepentimiento en fe y obediencia (corrección) y también instruir sobre cómo continuar más fielmente la próxima vez (instrucción en la justicia).

  • Esté atento a las preguntas de los creyentes sobre pasajes problemáticos (por ejemplo, el “arrepentimiento” de Judas Iscariote Mateo 27:3 o de Esaú ( Hebreos 12:17), o las doctrinas no bíblicas enseñadas por algunas iglesias (por ejemplo, “penitencia” como palabra de reemplazo para arrepentimiento; pecados “perdonados” por clérigos, etc.).

  • Asegúrese de tocar este tema con las personas nuevas que han entrado a participar de la comunión con los creyentes, como una necesidad de preservar la armonía en las relaciones siguiendo las instrucciones del Señor en Mateo 5:23.  y Mateo 18:15.

  • ¿Existen tiempos informales de comunión para los creyentes en los que se pueda debatir, orar e incluso practicar estos temas?; ¿Un entorno donde se pueden responder a preguntas sobre pasajes de la Biblia o un ministerio hablado? Esto puede ser una verdadera bendición para el clima espiritual de una iglesia local. Los ancianos pueden estar seguros de que, en circunstancias normales, tal interacción no tendrá lugar en las reuniones públicas de toda la iglesia.

  • ¿Valoran los ancianos estas palabras y las ideas que representan para que surjan como temas en las visitas a realizar, especialmente cuando se visitan personas cuya salvación es incierta, o en las que se sospeche que existe amargura?

  • Probablemente lo más importante de todo: ¿Existe un espíritu familiar de amor, aceptación y perdón en la asamblea y entre los líderes, donde las personas pueden esperar ser consoladas, perdonadas y restauradas cuando fallan? Los creyentes jóvenes y los recién llegados pueden ser reacios a participar verbalmente, o involucrarse en el servicio si perciben un clima estricto y duro en el que todo debe “hacerlo bien” desde un primer intento.

En resumen, el arrepentimiento del pecado es ante todo un asunto entre el creyente y el Señor, y aquí no se piensa en sustituir la obra de Dios en el corazón por una ceremonia pública o mecánica. Sin embargo, la Escritura es clara en que la comunión cristiana no es solo vertical, sino también horizontal. La iglesia no perdona el pecado, pero puede ser el escenario donde se enfrenten y aclaren con familiaridad los asuntos que involucran pecados, cargas y otros problemas, y donde haya restauración.

El pecado tolerado debilitará el testimonio no solo de los individuos, sino también de toda la congregación. Por lo tanto, este tema tiene profundas implicancias, no solo para la santidad personal, sino también para la vida de la asamblea local, y los ancianos deben ser conscientes de su importancia.

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Adaptado con permiso de APA

¿Hay algún tema que quisieras que abordemos en este blog, o tienes alguna pregunta? Escríbenos, y daremos respuesta en una próxima edición.

Te invitamos a orar por el crecimiento de este ministerio y por que Dios provea los recursos necesarios para seguir sirviendo a su iglesia.

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