Dios
Hay un Dios, creador de todas las cosas, infinitamente perfecto, santo, eternamente existente en tres personas iguales: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por ejemplo, Dios es misericordioso, clemente, compasivo, lleno de amor inmutable y es el juez justo de la humanidad. [Gn 1:1; Dt 6:4; Sal 18:30; 103:8; 119:156; 86:15; 25:10; 9:7-8; Is 6:3; Mt 28:19; Jn 1:1-3; 15:26; Ef 4:6; Col 1:16; 2:19; 1Ti 2:5; Heb 9:14]
Jesucristo
El Señor Jesucristo es verdaderamente Dios y verdaderamente Hombre, concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María y es perfecto sin pecado. Murió como sacrificio por nosotros, sufriendo el castigo de Dios por nuestro pecado. Se levantó corporalmente de entre los muertos y ascendió a la diestra de su Padre, donde ahora ministra como nuestro gran Sumo Sacerdote. [Luc 1:26-35; Ro 5:19; 1Co 15:1-19; 2Co 5:21; Ef 1:20; 1Ti 2:5-6, 3:16; Heb 4:14-16; 1P 2:22, 24; 1Jn 2:1, 3:5]
Espíritu Santo
El Espíritu Santo es personal y plenamente Dios, y posee todos los atributos típicamente divinos. Él convence al mundo de pecado, justicia y juicio.
En la conversión Él:
- bautiza, (une) al creyente al cuerpo de Cristo
- entra a morar en el creyente personal y permanentemente
- lo sella, garantizando su seguridad eterna
- lo aparta para una vida santa
- lo capacita para vivir una vida piadosa
- lo dota con habilidades espirituales (o sea, dones) que benefician a la iglesia
[Ro 8:9-11; 1Co 12:6-13, 28-31, 6:19; Ga 5:15, 22-23; Ef 1:13-14, 2:20, 4:30]
La Biblia
La Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) es inspirada verbalmente por Dios e inerrante en los documentos originales. Es totalmente confiable y es la autoridad final en todos los asuntos de la fe y la práctica. El gran tema de las Escrituras (la Palabra escrita) es la gloria de Dios revelada a través de Jesucristo (la Palabra de Vida). [Lc 24:27; Jn 1:1,14, 5:39; 1Ts 2:13; 2Ti 3:16-17; 2P 1:20-21]
La humanidad
La humanidad fue creada por Dios a su imagen y como tal, tiene la capacidad de tener comunión con Dios. La humanidad, sin embargo, se rebeló y es pecadora por naturaleza y por práctica. El resultado de esta condición es la separación de Dios que hace que la humanidad sea merecedora de la perdición eterna en el infierno. [Gn 1:27; 2:16-17, Sal 51:5; Is 53:6; 59:2, Jer 17:9, Ro 3:23, 5:12; Ap 20:15]
La salvación
La humanidad necesita ser salvada de la consecuencia de su pecado y ser restaurada a su relación viva con Dios. Una persona no puede lograr esto mediante obras u observancias religiosas. En cambio, se logra por la muerte y resurrección de Cristo y se considera como un regalo de Dios por gracia. Cualquier persona que, por fe, reconoce su condición de pecador y confía en la obra consumada de Cristo es, en el momento de la conversión:
- es perdonada y salvada de las consecuencias de pecado
- es colocada en una nueva relación con Dios (vida eterna)
- tiene asegurada para siempre esta salvación y relación
[Jn 3:3, 16, 36; 10:27-29; Ro 3:28, 10:9, 10, 13; Ef 2:8-9; Tit 3:5; Heb 9:11-14; 1P 1:18-19; 1Jn 5:11-13]
La Iglesia
La Iglesia mundial no es una organización sino un organismo vivo conocido como el cuerpo de Cristo. Se compone de todos los verdaderos creyentes en Jesucristo, independientemente del lugar en dónde se reúnan. La iglesia local es una congregación de creyentes en una localidad que se reúnen como testimonio corporativo del Señorío de Cristo y de la unidad del cuerpo de Cristo. Se reúnen para tener comunión, para la enseñanza de la Palabra de Dios, para la adoración en la Cena del Señor y para orar. También evangelizan a aquellos que están fuera de Cristo con el objetivo de hacer nuevos discípulos. El gobierno y la disciplina son la responsabilidad de la iglesia local. [Mt 28:18-20, 18:15-17; Jn 4:23, 17:21; Hch 2:42; 1Co 5:1-6:4, 11:23-26; Ef 1:22-23, 4:11-16; Flm 1:1; Col 1:18]
Existen dos mandatos específicos que Cristo dejó a la iglesia para que practicara a lo largo de los años:
- El bautismo de los creyentes por inmersión en agua como un testimonio público externo de una conversión interior. (El bautismo no es un medio de salvación y una ayuda para la salvación). [Mt 28:19; Hch 2:41, 8:12, 8:35-39; Ro 6:3-6; Col 2:12]
- La Cena del Señor para los creyentes, que es un recordatorio del Señor en su muerte por nosotros. [Mt 26:26-29; Lc 22:15-22; Hch 2:42, 46, 20:7; 1Co 10:16-17, 11:23-26]
Satanás
Originalmente Dios creó un gran número de seres espirituales (ángeles) para su servicio. Uno de estos seres, Satanás, condujo a muchos otros (ahora llamados demonios) a rebelarse contra Dios. Aunque su juicio y condenación final es seguro, en la actualidad procuran obstaculizar el propósito de Dios influyendo en los creyentes para que pequen. El Espíritu Santo que mora en su interior, sin embargo, es mayor que Satanás o sus demonios, y es capaz de ayudar al creyente a resistir el pecado. [Job 1:6-2:10; Mt 4:1-11, 25:41; 2Co 11:13-15; 1Jn 4:3-4; Ap 20:1-3, 10; ver también Is 14:3-23; Ez 28:12-19]
Para una breve explicación de lo que LBI cree cómo es el gobierno y la estructura de la iglesia, haga clic aquí.