por Crawford Paul
En muchas asambleas cristianas parece haber una alarmante tendencia: un reducido número de ancianos, y pocos hombres más jóvenes que puedan asumir la responsabilidad. Muchas asambleas han perdido a sus ancianos (ya sea por fallecimiento, reubicación geográfica o por renuncia) y no tienen quién los reemplace. Si esto continúa es obvio que esto producirá un impacto negativo.
Definición de ancianos
Permíteme aclarar lo que quiero decir por ancianos. Pienso específicamente en pastores, aquellos hombres que genuinamente se preocupan por el bienestar espiritual de las iglesias locales que lideran. Bíblicamente hablando éstos son los pastores. Ellos son los que alimentan, educan, protegen y se preocupan por las ovejas. Invierten sus vidas en el rebaño. No se limitan sólo a tomar decisiones, administrar, o planificar eventos.
Tampoco son meramente bomberos dedicados a apagar incendios tan pronto surgen, sino que proactivamente están atentos a los ataques del enemigo y la enfermedad del pecado dentro del grupo.
Una necesidad importante
No es muy difícil concluir que para que una asamblea crezca y se mantenga espiritualmente sana, necesita contar con ancianos firmes que lideren al pueblo de Dios. Necesitamos pastores firmes que den su vida por las ovejas. No como un pasatiempo sino como una pasión para liderar al pueblo de Dios hacia un mayor conocimiento y relación con el Señor Jesús.
Necesitamos más pastores que visiten a los cansados y los estimulen a seguir el camino. Necesitamos más pastores que amonesten a los rebeldes con amor y gracia, dirigiéndolos hacia el Salvador. Necesitamos más pastores que alimenten a los hambrientos con la Palabra de Dios. Sobre todo, necesitamos más pastores que lideren al rebaño con su ejemplo, siendo modelos del camino de la fe y devoción al Señor.
Algunas simples observaciones
Cuando converso con diversas personas en diferentes asambleas, suelen surgir algunos rasgos comunes. Estas observaciones no se aplican a todas las asambleas o a regiones específicas, pero sí se aplican a muchas. Estoy seguro de que hay otros rasgos que podrían agregarse a esta lista.
- En muchas iglesias se ha abandonado el discipulado.
Los ancianos deben ser formadores de discípulos. Muchos de ellos no tienen a un joven o a un grupo al cual discipular. Esto es una tragedia, porque sin discipulado no puede haber esperanza alguna de un verdadero crecimiento en otros.
- La visitación es algo del pasado.
Para muchos ancianos, la visitación implica visitar un hogar cuando hay un problema. Los ancianos que se preocupan por los santos se mantienen activos visitándolos de manera regular para orar con ellos y escuchar las necesidades que puedan afligirlos.
- Falta de decisión.
Un comentario que escucho continuamente es que: “Nuestros ancianos tardan mucho tiempo para tomar decisiones”.
El liderazgo que no puede tomar decisiones dentro de un tiempo razonable frustrará al pueblo de Dios y generará falta de confianza.
- No hay un plan para capacitar a otros.
Los ancianos que son proactivos en capacitar a hombres más jóvenes estarán preparados para atender las necesidades del liderazgo a medida que los hombres mayores no puedan hacerlo más. Es muy saludable contar con una nueva y renovada visión dentro del liderazgo de la iglesia.
- Ancianos que se niegan a renunciar al control.
Este es un tema importante en muchas asambleas ya que muchos ancianos procuran aferrarse demasiado tiempo al control y no permiten, ni estimulan a hombres más jóvenes a asumir y participar del liderazgo.
- Ancianos que se niegan a cambiar.
Es una triste realidad que algunas asambleas han perdido un gran número de hombres y mujeres íntegros porque los ancianos se negaron a realizar los cambios necesarios dentro de la iglesia. Su apego a costumbres y persistir en predicar sobre éstas como si fueran doctrina nos ha costado mucho.
Un comentario a los hombres más jóvenes
Ha habido mucha crítica acerca de la falta de hombres más jóvenes que estén preparados para incorporarse al liderazgo. Podemos hacer señalamientos y decir que la culpa es de otros, pero la realidad es que deberíamos estar buscando al Señor y asumir nuestra responsabilidad con seriedad. Muchas críticas son infundadas, pero otras sí son justificables.
Veo hombres de treinta y cuarenta años más interesados en video juegos, autos, deportes, hacer dinero, series de TV y películas que en la Palabra de Dios, el pueblo de Dios y la oración.
Observo jóvenes que no creen que el pueblo de Dios sea suficientemente prioritario como para asistir fielmente a una reunión el domingo a la noche o durante la semana.
La plaga del materialismo y la búsqueda del placer y el confort parecerían ser lo primordial, mientras que el Señor Jesús es alejado hacia un rincón. También es posible que tú, joven, quieras seguir al Señor, pero te frena el pecado y no puedes liberarte.
Todos estos escenarios requieren una cosa: arrepentimiento; genuinamente caer de rodillas ante el Señor diciendo: “¡Soy tuyo! Del todo tuyo”.
Conclusión
Tengo una profunda preocupación por las asambleas. Quiero verlas crecer y ser un testimonio vibrante del Señor. Muchas lo son, y agradezco a Dios por cada asamblea que esté en armonía con el Espíritu Santo. Estoy agradecido por aquellos ancianos que lideran con el ejemplo y se preocupan íntimamente por los santos en su asamblea. Desafortunadamente, muchas asambleas están pereciendo por una falta de visión y pastoreo.
¡Que todos podamos presentar nuestras vidas como sacrificios vivos y buscar Su rostro para que nos ayude a ser los líderes que Él desea que seamos en humildad y gracia!
Adaptado del Sitio Web www.assemblyhub.com