La Biblia es el mensaje de Dios dado a la iglesia y que transforma vidas. Por eso somos exhortados a anunciar “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27). Al comienzo del libro de los Hechos leemos que los creyentes “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). Pablo también aconsejó a Timoteo, “que prediques la Palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2). La Palabra de Dios, enseñada con el poder del Espíritu Santo es una disciplina indispensable para la iglesia local.
Por lo tanto, es responsabilidad de los ancianos de una iglesia del Nuevo Testamento proveer una dieta espiritual balanceada en el ministerio de la Palabra. Lamentablemente, en muchas iglesias de hoy, la dieta espiritual es estéril, carente de inspiración y con una presentación desorganizada de la Palabra de Dios. Los creyentes están ávidos de que todas las Escrituras sean enseñadas con poder, convicción y con un sólido conocimiento bíblico. Una vez Jim Elliot escribió lo siguiente acerca de su propia predicación:
“Me sentí terriblemente deprimido después de predicar esta noche. Sentí que no había tenido preparación alguna, no tenía libertad, y carecía de poder. Me vi forzado a interrumpir el sermón y decirle a la gente que no tenía un mensaje de parte de Dios… Nunca más quiero volver a predicar de esa manera. De forma triste y lenta estoy aprendiendo que la predicación estridente y larga no es un sustituto de una predicación inspirada”. 1
La exhortación a que “…la predicación estridente y larga no reemplaza una predicación inspirada” requiere una mayor resonancia y aplicación hoy en día.
Una dieta espiritual balanceada
¿Cómo puede una iglesia local mejorar la calidad del ministerio de la Palabra de Dios?
1. Lineamientos para el ministerio
No es extraño que el ministerio de la Palabra esté a cargo de hombres que no tienen el don, o teniéndolo, están muy ocupados. O tal vez lo asuma un hermano bien capacitado pero ajeno a la iglesia que simplemente está comprometiendo una fecha de su agenda. Antes que nada, la meta debería ser que la mayor parte (80-85%) de la enseñanza de la Palabra de Dios provenga de la misma asamblea local. Los ancianos deberían asumir una mayor responsabilidad en la enseñanza que otros en la asamblea.
Mediante su enseñanza, los ancianos proveen un ministerio de calidad, sabiamente enfocado, adquieren autoridad espiritual entre los creyentes, y dan un ejemplo piadoso de un ministerio dotado. Si hay solo unos pocos hombres dotados, son ellos los que deberían encargarse fielmente de la predicación hasta que el Señor traiga otros hombres con dones. Los ancianos deberían observar con discernimiento a varones nuevos y más jóvenes que puedan ministrar la Palabra de manera efectiva.
En una asamblea, un hombre con el don de la enseñanza permaneció en esa asamblea por más de un año antes de que se le brindase una oportunidad para hablar. Los hombres que no tengan el don para el ministerio de la Palabra deberían ser encausados amablemente hacia otras áreas de servicio para las cuales estén dotados. Lo ideal es que los predicadores visitantes participen sobre una base de un domingo cada cinco o seis semanas. Una asamblea que no procura capacitar, y emplear los dones locales, se volverá espiritualmente débil y a la larga cerrará sus puertas.
2. Contenido
La temática del ministerio debería edificar, desafiar y exhortar a vivir una vida piadosa. Debería ser doctrinal, práctica y aplicable a las vidas de los creyentes. La enseñanza no debería estar orientada al creyente más nuevo o al creyente más maduro, sino dirigida a los creyentes intermedios que están creciendo y son aprendices entusiastas. El ministerio de la Palabra debería ser organizado, espiritual y doctrinalmente balanceado. Debería ser supervisado por un liderazgo piadoso de la propia asamblea. La predicación doctrinalmente sólida produce cristianos maduros firmes. El escritor a los Hebreos nos exhorta: “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez…” (Hebreos 5:13-14).
- Contenido doctrinal
Los temas importantes deberían incluir mensajes acerca de la doctrina de la iglesia, los grandes temas de la salvación (por ejemplo: la justificación), Israel, profecías sobre el tiempo del fin, la vida de Cristo (los milagros, las parábolas), y una exposición versículo por versículo de los libros de la Biblia. Hoy en la iglesia se necesitan mensajes sobre pasajes claves de la adoración (Salmos 130, Isaías 53, Génesis 22), la doctrina sobre Satanás, los ángeles, y los demonios, doctrinas sobre la Biblia (la inspiración, la infalibilidad, el canon de las Escrituras, etc.) y los dones espirituales.
- La majestad y la reverencia a Dios
Hoy en nuestros púlpitos se requiere desesperadamente enseñanza acerca de la persona de Cristo, los atributos de Dios y las grandes obras de Dios. Las Escrituras nos exhortan que “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Es esencial que los creyentes jóvenes y adultos estén cautivos por la santidad y la majestad de Dios. La reverencia a Dios mantiene aferrado al siervo en el santo privilegio de la predicación. El respetado escritor A. W. Tozer exhorta: “Creo que no hay un error en doctrina o una falla en la aplicación de la ética cristiana, que no pueda ser rastreado a pensamientos imperfectos e innobles acerca de Dios”. 2
- Contenido práctico
Los mensajes sobre “Cómo estudiar la Biblia”, el matrimonio bíblico, la familia cristiana, la participación en la Cena del Señor, “Cómo conducir a un niño a Cristo”, son todos importantes para promover el crecimiento en la vida cristiana.
- Disciplinas prácticas
Los mensajes sobre la “visión espiritual”, la humildad, la oración, la fe, la santidad, el discipulado, la obediencia, testificando a los no salvados, el cambio de vida (Romanos 6 – 8) deberían ser incluidos en una dieta saludable del ministerio.
- Énfasis en las misiones
También son importantes los mensajes sobre la estrategia de los viajes misioneros de Pablo en Hechos, o temas como, “¿Qué de aquellos que nunca oyen el evangelio?” Utilice la reunión de mitad de semana una vez cada trimestre para dedicarla a una “Noche de misiones”, donde se pueda orar e informar acerca de las misiones. Esté atento a misioneros que puedan estar de paso por su zona e invítelos para ministrar el domingo a la mañana o el miércoles por la noche.
- Advertencia acerca de errores y tendencias actuales
Mensajes sobre las tendencias actuales como “La teología del reemplazo”, las sectas (los Testigos de Jehová, los mormones), el catolicismo romano, la creación/evolución, y apologética son útiles y necesarios. El uso de otros materiales audiovisuales es muy útil en esta área.
- Conferencias bíblicas temáticas
Es muy ventajoso realizar una conferencia bíblica anual. También puede resultar muy útil llevar a cabo una conferencia de mujeres o un retiro juvenil, ya sea en el edificio de la iglesia o en un lugar de campamentos cercano.
3. Obstáculos
Ejerza el discernimiento cuando algunos de los que ministran se desvíen predicando temas en que están obsesionados o sobre los que hayan adquirido enseñanzas erróneas. Recientemente ha ganado popularidad entre los creyentes mayores una especie de extremismo en ciertas interpretaciones bíblicas, promovido por un predicador de televisión.
A menudo algunas ideas erróneas encuentran la manera de llegar al púlpito. Muchas veces, hermanos bien intencionados se vuelven entusiastas de las políticas conservadoras y quieren usar el púlpito para presentar sus puntos de vista. El púlpito no es un lugar para la política, y ¡la política casi siempre divide a los creyentes! Los pastores del rebaño deben ser guardianes perspicaces de la dieta de predicación de la iglesia local.
Conclusión
La predicación de una dieta doctrinal balanceada desarrollará creyentes en Cristo fuertes y efectivos. Cuando la Palabra de Dios se enseña con pasión y claridad, los creyentes conocerán a Dios más profundamente, servirán a Cristo con más fervor, y le adorarán con mayor sinceridad. Prestemos atención a las palabras del apóstol Pablo: “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina…” (1Timoteo 4:6).
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1. Elisabeth Elliot, editado, The Journals of Jim Elliot (“El diario de Jim Elliot”), (Old Tappan, NJ: Revell, 1978), p. 353
2. A. W. Tozer, The Knowledge of the Holy (“El conocimiento del Santo”), (Harper, Nueva York, 1971), p. 8
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