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Apostatar de la fe (parte 2)

Pablo, inspirado por el Espíritu, establece seis causas que conducen a la apostasía de la fe, de las cuales debemos estar atentos:

Escuchar ideologías erróneas

El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4: 1 NBLH). Cuando dice “prestando atención” se refiere a aceptar enseñanzas erróneas como verdaderas. Los ancianos tienen que saber lo que su congregación está leyendo y escuchando. ¿A quiénes están citando en sus lecciones bíblicas y conversaciones? ¿De qué manera están siendo influenciados por lo que escuchan?

En 2 Corintios 11: 14 se nos advierte que aún Satanás se disfraza como ángel de luz. Para estar seguros, los creyentes deben estar conscientes de las enseñanzas erróneas del mundo, y algunos deben estudiar las enseñanzas y filosofías erróneas del mundo para ayudarnos al resto a saber cómo refutarlas. Pero no cualquier cristiano puede llevar a cabo este tipo de estudio sin infectarse con la decepción. ¡Así que ancianos, estén alertas cuidando del rebaño!

Pecado reiterado

“… por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia…” (1 Timoteo 4: 2). Debemos estar atentos a las personas que caen en pecado en forma reiterada, un pecado que es ignorado o justificado como una concesión razonable a las dificultades de la vida. Por ejemplo, la codicia en forma de ambición en el desarrollo laboral; el mal temperamento disfrazado de “justa indignación”, la incapacidad de controlar el apetito bajo la excusa de “… bueno, todo lo demás en mi caminar cristiano está en orden”, son pecados habituales, pero, en realidad, son ejemplos de falta de fe.

¿Acaso no dice Dios que por Su divino poder… nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda”? (2 Pedro 1: 3 [NVI]) El pecado reiterado nos lleva a creer que no necesitamos el poder de Dios en nuestras vidas. Esto conduce a una conciencia adormecida que puede desarrollarse como un cáncer y afectar otras áreas de nuestra conciencia. A la larga, esta incredulidad se extiende a otras áreas del caminar cristiano y puede terminar en la apostasía de la fe.

Un estilo de vida regido por reglas

“… Prohíben el matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado…” (1 Timoteo 4: 3). Una vida regida por reglas rígidas es un paso fuera de la fe. Pablo advierte en otra parte acerca de preceptos como, “No manejes, ni gustes, ni aun toques” (Colosenses 2:21) y dice también: “tales cosas tienen a la verdad, la apariencia de sabiduría en una religión humana, en la humillación de sí mismo y en el trato severo del cuerpo, pero carecen de valor alguno contra los apetitos de la carne” (Colosenses 2:23). En definitiva, el ser legalista, aunque tenga apariencia de espiritual, puede conducir a la apostasía de la fe.

Una vez más, se requiere sabiduría para poder discernir entre disciplinas válidas para cristianos en oposición a rígidas prácticas legalistas. Las Escrituras estimulan el tener disciplina. Sin embargo, se traza una línea cuando la disciplina es practicada como una “ley” que requiere amoldarse, y la culpa es la principal motivación. Esa no es la forma en que Dios desea que se establezca nuestra relación con él. Dicha forma de vida deja de ser un sacrificio de amor y carece de la aprobación de Dios.

Las evidencias de una vida legalista son obvias: a) alguien comienza a presionar a otros a amoldarse a sus preferencias de autodisciplina, o b) alguien se siente culpable cuando no vive de acuerdo con los estándares de otro. Como ancianos, debemos estar atentos a una forma de vida legalista, porque puede conducir a la apostasía de la fe.

Falta de gratitud

“…y mandando abstenerse de alimentos que Dios ha creado para que con acción de gracias participen de ellos los que creen y que han conocido la verdad. Porque todo lo creado por Dios es bueno y nada se debe rechazar si se recibe con acción de gracias” (1 Timoteo 4:3b-4). No se puede exagerar la importancia de la gratitud en el caminar del cristiano. Pablo enfatizó en Romanos 1:21 que la falta de gratitud a Dios es un primer paso de alejamiento de Dios. Como ancianos, debemos preguntar: “¿La gente de la congregación está expresando una verdadera gratitud a Dios por lo que nos provee, o existe una corriente entre algunos de evitar todos los goces de la vida?” ¿Existe un sentido de verdadera gratitud en la Cena del Señor o las oraciones carecen de vida y son mecánicas? ¿La gente canta canciones de gratitud con entusiasmo? La gratitud evita que se tenga una actitud de exigir derechos, donde una persona siente que merece más de lo que posee. La gratitud previene la codicia, la envidia, el robo, la crítica, etc. Una de las mejores maneras de estimular la gratitud en otros es que nosotros mismos seamos agradecidos.

Minimización de la Palabra

“…porque es santificado mediante la palabra de Dios…” (1 Timoteo 4: 5a) ¿Existe el amor por la Palabra de Dios en la vida de las personas? El conocimiento correcto de la palabra de Dios da libertad a las personas para vivir la vida en gratitud, y no por una obligación culposa. Siempre debemos estar atentos a aquellas personas que minimizan la Palabra de Dios en sus vidas, porque eso significa que están confiando en otras fuentes de sabiduría y dirección en sus vidas, cosas que no requieren la fe en el Señor para la vida diaria, y esto puede conducir a apostatar a la fe al recurrir a otros recursos en busca de verdad y sabiduría.

Falta de oración significativa

“…y la oración.” (1 Timoteo 4: 5b). Probablemente la oración es lo más difícil de realizar consistentemente; y enseñar acerca de este tema probablemente genere la mayor culpa y desaliento. A menos que contradigamos lo que hemos dicho anteriormente en este artículo, la oración no puede tratarse de algo legalista o una obligación ciega. Esto se refiere a la expresión de nuestros corazones a Dios, reconociendo su bondad hacia nosotros. Es una certeza inconmovible de que Dios está “por” nosotros, y no contra nosotros.

La oración es nuestra comunicación con el Padre que nos ama y desea tener una relación dinámica y vivificante con nosotros. Sin embargo, muchos cristianos recaen en una vida ritualista “haciendo las cosas por rutina” pero negando la vida detrás las acciones externas. Restarle importancia a la vida de oración puede conducir a la apostasía de la fe. Así que los ancianos debemos alentar la oración sin caer en el legalismo. La mejor forma hacerlo es cuando los ancianos oran espontáneamente y con verdadera pasión para buscar a Dios.

 
Conclusión

La apostasía de la fe surge de una vida que no encuentra gozo alguno en la comunión con Cristo. La pregunta general que surge, tanto para la gente en nuestras congregaciones como para nosotros los ancianos, es: “¿Estoy disfrutando del Señor?”

Conozco a una mujer que utiliza exactamente esa frase, “realmente disfruté del Señor”, cuando se refiere a su participación de la Cena del Señor, o a tiempos devocionales durante la semana. ¿Acaso no es esto exactamente lo que Dios desea también, que nos gocemos en Él? Cualquier distanciamiento de esto es un paso de apostasía de la fe. Los ancianos deben permanecer vigilantes contra estas seis causas de la apostasía de la fe.

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