Blog

Cómo disciplinar a un anciano (parte 2)

En los últimos dos blogs hemos estado abordando el tema de la disciplina en la iglesia cuando se trata de ejercerla sobre los líderes.

Inicialmente hablamos acerca de cómo proteger a los ancianos de falsas acusaciones, pero ¿qué podemos hacer cuando las acusaciones no son falsas?

En nuestro blog anterior hablamos sobre maneras prácticas y objetivas acerca de cómo ejercer la disciplina sobre un anciano, y en el blog de esta semana miraremos más de cerca algunos de los aspectos mencionados la semana anterior.

El significado de “Reprensión”

La palabra griega usada para “reprender” en este pasaje es elegchō, la cual se presenta en forma imperativa y transmite la idea de “exponer”, “corregir”, “censurar”, “confrontar” o “reprobar”. Según Friedrich Büchel , en el contexto de una acción disciplinara en público contra un líder de la iglesia, esto significa “mostrarle a alguien su pecado e invitarlo al arrepentimiento”. La palabra no solo indica “culpar”, “reprobar” o “exponer” sino que también habla de “corregir”, en otras palabras “llevar del pecado al arrepentimiento”. Esto implica una disciplina educativa.

El contenido o la gravedad de la reprensión destaca que esta palabra implica una reprensión con el fin de restaurar al pecador, no simplemente castigarlo. Los líderes de la iglesia no están por encima de la ley de Dios ni de la disciplina en la iglesia. Ellos son responsables de sus acciones.

“Delante de todos”

Es natural que la reprensión y la disciplina en la iglesia generen diversas reacciones. Hay quienes consideran que la disciplina eclesial es demasiado severa, mientras que otros la ven como una necesidad para la pureza y santidad de la iglesia, y en 1 Timoteo 5:20-23, el apóstol Pablo establece principios fundamentales que nos son útiles en cuanto a la manera en que se debe actuar con los ancianos que persisten en el pecado.

Este pasaje hace una distinción entre los pecados de los líderes de la iglesia y los de los demás creyentes, también indica la necesidad de contar con dos o tres testigos para una acusación (v.19) y subraya la seriedad con la que se deben manejar estas situaciones. No olvidemos que la disciplina en la iglesia no solo busca corregir y restaurar al pecador, sino también es un llamado de advertencia a la congregación sobre la gravedad del pecado.

Cuando Pablo dice que el anciano que peca debe ser reprendido “delante de todos”, es decir ante toda la congregación nos hace ver que una represión pública va en línea con la posición pública que tienen los ancianos y el hecho de que su pecado no solo tiene consecuencias privadas sino también públicas. Lo que más le preocupa a Pablo es que el pecado se esconda, se trate a la ligera o se ignore, algo que puede conducir a serias repercusiones. Esconder el pecado solo empeora las cosas y desagrada a Dios.

Por otra parte, el mundo, los de afuera, deben ver que la iglesia toma el pecado en serio, especialmente si se trata de sus líderes. Así tendrán razones para creer que los cristianos hablamos en serio cuando predicamos acerca del pecado y la santidad. Y sólo cuando la disciplina de un líder de la iglesia se hace pública hay mejores posibilidades de controlar algunos de los elementos más divisorios en la iglesia local: los rumores, los chismes y la desinformación. La exposición pública y explicar la situación, si se hace como es debido, es la única manera de conducir las cosas a una conclusión que traiga honra a Dios.

“Para que los demás también teman”

Cuando los líderes pecan y su pecado es encubierto se genera un ambiente de desconfianza y divisiones dentro de la iglesia. Pablo instruye que la reprensión debe ser pública para que “los demás también teman” (1 Timoteo 5:20). Esto previene el chisme, la desinformación y las injusticias. La falta de disciplina puede llevar a consecuencias graves, como advierte Números 32:23: “sabed que vuestro pecado os alcanzará”.

La reprensión pública ante la congregación tiene como fin despertar, corregir y restaurar al anciano que ha pecado. La disciplina de la iglesia es el instrumento del amor de Dios y cuando es aceptada da lugar a la restauración.

Pero otra parte crucial del propósito de la disciplina pública es “para que los demás también teman”. Muy seguramente, ese “los demás” se refiere principalmente a los otros ancianos o líderes, pero no se puede excluir a la congregación, delante de la cual se ha ejercido la disciplina. Dios usa este temor como una herramienta poderosa disuasoria que protegerá a la iglesia, especialmente a los líderes de desviarse hacia el pecado.

El temor puede desempeñar un papel positivo en la vida de la iglesia. Pablo cita el principio de Deuteronomio 19:16-20, donde el castigo público disuadía a otros de cometer el mismo pecado. La disciplina pública en la iglesia no es una forma de humillación, sino una advertencia solemne para mantener la santidad dentro del cuerpo de Cristo.

Resumen

Siendo figuras públicas, los ancianos deben ser protegidos de los daños de largo alcance que pueden tener las falsas acusaciones. La necesidad de tener dos o tres testigos ayuda a asegurar justicia y fe en el proceso. Sin embargo, si una acusación hecha contra un anciano es confirmada por testigos fiables, el anciano debe ser confrontado y responder a esas acusaciones. Si se encuentra que ha pecado y se rehúsa a reconocer su pecado y arrepentirse, debe ser reprendido públicamente ante toda la congregación.

El punto es que el pecado de un anciano debe ser confrontado y expuesto, no se lo debe ignorar ni esconder.

Lo que Pablo escribió en los versículos 19 al 20 terminan siendo principios muy generales y amplios, lo cual da lugar a muchas preguntas que no se pueden responder solamente con ese pasaje. Para evaluar bien las diversas situaciones agonizantes que puedan surgir al tratar con el pecado de un anciano, considera los siguientes principios:

  1. Tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento contemplan que se debe examinar a fondo, de forma justa e imparcial a la persona acusada de pecado (Deut. 19:15-20; Mat. 18:15-20).
  2. Al tratar con el pecado de otra persona, es necesario actuar conforme al fruto del Espíritu (Gal. 5:22-23) y según el “camino más excelente” (1 Cor. 12:31-13:7). Los pecadores que juzgan el pecado de otros siempre deben mantener un espíritu humilde y manso (Gal. 6:1).
  3. ¿Cuál es la naturaleza del pecado en cuestión? ¿Este pecado descalifica al anciano de su posición aún si se arrepiente?
  4. ¿Cuál es la actitud del anciano que ha pecado? ¿Es desafiante y está a la defensiva, o es humilde y muestra arrepentimiento? Himeneo y Alejandro fueron desafiantes y se reusaron a la invitación de Pablo a que se arrepintieran, por esto tuvieron que ser expulsados de la iglesia y entregados a Satanás (1 Tim. 1:20). Este debió haber sido un acto público de disciplina ante la congregación.
  5. ¿Qué calificaciones bíblicas ha violado esta persona con su pecado? El anciano ya no es “irreprensible” o “respetable”. Desde luego, si un anciano continúa en su pecado sin arrepentirse, está descalificado como anciano.
  6. ¿Cómo otros pasajes en cuanto a la disciplina en la iglesia nos ayudan a evaluar una situación y tener un juicio adecuado cuando se trata de abordar el comportamiento pecaminoso de un anciano o una actitud obstinada (Mat. 18:15-20, 1 Cor. 5; 2 Cor. 2:1-11; 2 Tes. 3:6-15; 1 Tim. 1:19-20; 5:19-29; Tito 1:10-13; 3:10-11)? Si un anciano continúa sin arrepentirse, según Mateo 18 y 1 Corintios 5, debería ser retirado de la comunión de la iglesia.
  7. Si hay un genuino arrepentimiento, el anciano que ha pecado debe ser perdonado y restaurado a la comunión de la iglesia (2 Cor. 2:5-11). Sin embargo, la restauración a la comunión con la iglesia no es lo mismo que la restauración a su función como líder. Eso es algo diferente. Un líder que se ha arrepentido debe ser restaurado a una completa comunión, pero dependiendo de las circunstancias, es posible que ya no pueda cumplir con los requisitos bíblicos del anciano.
  8. Busca consejo de otros que hayan demostrado ser consejeros sabios.
  9. Ora pidiendo dirección de Dios.


La necesidad de la disciplina en la iglesia

La disciplina en la iglesia es esencial para la salud espiritual de la iglesia. En otras esferas como la justicia, el ejército y el mundo corporativo, la disciplina es fundamental. ¿Cuánto más en la iglesia de Dios? La reprensión pública, aunque difícil, es un medio ordenado por Dios para la restauración y la santidad de su pueblo. Como creyentes, debemos abrazar la disciplina bíblica con temor y gratitud, sabiendo que es una expresión del amor y la justicia de Dios.

0
    Carrito
    Tu carrito está vacíoVolver a la tienda