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Dios utiliza hombres con visión para guiar a Su Pueblo. En nuestra edición anterior vimos que el liderazgo con visión requiere humildad y pasión. Este blog concluye con cuatro atributos adicionales.

Una visión piadosa requiere perseverancia

“…pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos… el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones” (Hechos 20:19-23).

Esto requiere tener “poder de resistencia”, la capacidad de seguir adelante ante los obstáculos. Esta visión no se logra con facilidad porque se arraiga en lo eterno y no en lo temporal.

Existe la falsa noción de que todas las cosas encajarán en su lugar cuando descubres una visión de Dios. Sin embargo, el Señor Jesús dio a entender que las puertas del infierno intentarían valerosamente dividir el reino de Dios (Mateo 16:8). ¡Esto significa guerra! Los planes visionarios ocasionalmente serán frustrados. El desánimo estará continuamente llamando a la puerta. Muchas cosas obrarán en tu contra y contra la visión que Dios te haya concedido.

En cierta ocasión, a un misionero que trabajaba entre un pueblo no alcanzado, le preguntaron por qué perseveraba cuando eran pocas las personas que respondían al Evangelio. Su respuesta fue simplemente: “Dios me envió aquí, y él no me ha guiado a otro lugar”.

Dios nos ha llamado para serle fieles, Él es el responsable de los resultados. “Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:16-18).

Una visión piadosa requiere convicción

… no rehuí…” (Hechos 20:20a)

Las personas de convicción son personas de “acción”, están listas de inmediato para servir al Señor. Verdaderamente creen que Dios está obrando, y esta certeza influye en cada aspecto de sus vidas. Ellos están listos “a tiempo y fuera de tiempo”, sin ser descuidados, sino teniendo claridad de la urgencia.

Conozco a un creyente que es “cinturón negro” en karate. Un domingo, un amigo vino juguetonamente desde atrás y le pinchó con los dedos los costados de su cintura. Al ser tomado por la sorpresa, mi amigo, como un rayo, apretó sus codos hacia adentro firmemente, atrapó las manos del bromista, y, por reflejo, con su cabeza lanzó un fuerte golpe hacia atrás, luego giró rápidamente sobre sí mismo, ¡casi dándole un “tajante” golpe en el cuello a su sorprendido amigo! Así es como nuestros reflejos espirituales manifiestan nuestras convicciones. Existe una urgencia en el reino del Dios, y la visión no se malgasta en una persona de “doble ánimo”.

Una visión piadosa requiere relevancia y adaptabilidad

“… públicamente y de casa en casa” (Hechos 20:20b)

Pablo no estaba aferrado a la forma de su ministerio, él estaba dispuesto a sacrificar sus preferencias personales. “a todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos” (1 Corintios 9:22). En ocasiones, nuestra visión se ve obstaculizada por nuestra “zona de seguridad” o “las áreas en las que nos sentimos cómodos”. Todos habremos escuchado a alguien decir “esto es algo a lo que no estamos acostumbrados”. Sin duda, algunas formas serán más cómodas para nosotros que otras. Pero, éste no es el punto. La visión puede morir ante la carencia de innovación, cuando no se está dispuesto a dejar las preferencias personales. Debemos estar listos para utilizar cualquier medio que sea el más eficaz (asumiendo que este medio no viole claramente la enseñanza de las Escrituras).

Una iglesia que tenía el deseo de ser efectiva alcanzando a adultos jóvenes, comenzó una “noche de sábados” en el sótano de la iglesia. El programa incluía un drama, música alegre y una presentación del Evangelio. Otros han utilizado con eficacia un estudio bíblico en casa.

Algunos métodos han sido probados a lo largo del tiempo y han demostrado ser muy eficaces; otros son innovadores y pueden ser igualmente eficaces. Algunos utilizan campamentos de verano para atraer a niños al Evangelio, otros utilizan campeonatos deportivos. Así como Pablo, quien adaptó sus métodos para ganar audiencia, nosotros también debemos ser flexibles, ya sea usando saco y corbata para encontrarnos con un hombre de negocios para almorzar, o un raído y viejo par de pantalones vaqueros para ir a hablarle a un “joven de la calle”. Debemos estar dispuestos a adaptarnos a las necesidades del momento.

Una visión piadosa requiere el mensaje de arrepentimiento y fe

“testificando solemnemente… del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21)

El principal mensaje de cualquier visión piadosa debe incluir las buenas nuevas de la restauración con Dios. Esto era central al ministerio de Pablo, porque de esto se trata el reino de Dios. Pero esto también significa que el arrepentimiento y la fe deben ser el eje y centro de nuestro andar diario con Dios. Como cristianos, fallamos constantemente, por lo tanto, en muchas ocasiones debemos volvernos a Dios. De otra manera podemos ganarnos el título de “hipócrita”.

El terrible líder comunista de la China comunista, el presidente Mao Tse-Tung, habló de la “revolución continua” como la clave de su filosofía política. Como miembros del Reino del Dios, debemos estar en una rebelión continua contra la tendencia natural de nuestros corazones. Esto revitaliza nuestra vida cristiana, confesando a diario nuestros pecados al Dador de la visión, ofreciendo diariamente nuestros cuerpos como sacrificios vivos (Rom. 12:1), considerándonos nosotros mismos como muertos al pecado (Rom. 6:11.)

¿Por qué necesitamos de esta continua revolución en nuestras vidas? Porque nuestro mensaje puede volverse estático y viejo. Nuestros testimonios pueden fácilmente convertirse simplemente en un trasfondo histórico, en lugar de una historia dinámica y viviente que atraiga a la gente al Salvador.

Estas reflexiones no son una lista definitiva de características requeridas para un hombre de visión. Pero, ciertamente, el hombre que desea ser impulsado por una visión divina debe procurar cultivar estas características de semejanza a Cristo. El apóstol Pablo presentó este nivel de carácter a los nuevos ancianos de Éfeso. Si ellos buscaban este carácter, Dios les proveería la visión para desarrollar Su obra en medio de ellos. Necesitamos hombres que estén siendo transformados desarrollando un carácter piadoso. Es a estas personas a las que Dios les da visión.

 

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