Excelencia. Esa debería ser la principal descripción del ministerio de la iglesia local. Algunas definiciones de esta palabra incluyen “ser preeminente” o “actuar en un nivel más alto que los demás”. Esta es una cualidad inherente de Aquel a quien servimos y adoramos. La palabra hebrea puede traducirse al español como “Glorioso” o “Majestuoso”, indicando una “alta dignidad” o “nobleza”. El salmista nos anima a considerar la perfección de la obra del Señor al crear el universo en general, y a la humanidad en particular. El escritor del libro a los Hebreos usa este pasaje para hablar sobre la excelencia de Cristo (Heb.2:6 – 8). ¡Si! ¡El Señor todo lo ha hecho bien! (Mr.7:37) ¡Nada le queda mal hecho!
Si en verdad adoramos y alabamos a un Dios cuyo nombre es “Excelente” y cuya obra es perfecta, entonces ese debería ser el estándar al que aspiremos en el ministerio de la iglesia local. La Palabra de Dios nos instruye de forma apropiada: “…si hay virtud (excelencia) alguna… en esto pensad” Fil.4:8. Aunque el sentido principal de esta palabra tiene que ver con la virtud moral del individuo, son parámetros bíblicos igualmente aplicables a la iglesia local.
Deseamos que esta serie sea de ánimo para seguir hacia la excelencia en las diferentes áreas de la obra de la iglesia local.
Excelencia en la predicación y la enseñanza
En Tito 2:1 leemos: “Pero tu habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”. Sin el sólido y excelente cimiento de la verdad, la iglesia fácilmente se tambalea. El Señor, cuyo nombre es excelente, es honrado cuando nos asimos de la verdad. La excelencia no admite error alguno, sino que se aferra tenazmente a la pura e inalterada Palabra de Dios.
También debemos tener excelencia en cómo enseñamos la Verdad de Dios. Es verdad que el Espíritu Santo trae convicción al impartir poder a la Palabra cuando ésta es predicada por medio de instrumentos humanos. Así mismo, los ancianos deben vigilar cómo está siendo alimentada la grey. Debemos enseñar la Palabra de manera efectiva, con gracia, no desordenadamente, y esto nos lleva a preguntar: ¿qué métodos prácticos pueden usar los ancianos para alcanzar la excelencia? Las siguientes son algunas sugerencias.
En primer lugar, los ancianos deben asumir la responsabilidad de esta tarea. Aunque el don de enseñanza no es indispensable para ejercer las funciones de ancianos, éstos sí tienen la responsabilidad de vigilar el ministerio de la enseñanza. Cuando el pueblo se desvía hacia la falsa doctrina, es muy probable que haya deficiencias en la enseñanza misma.
Teniendo en cuenta que Dios puede levantar varios predicadores o maestros, debemos buscar a aquellos hombres que estudian con propósito, en lugar de aquellos que se contentan con el mínimo de preparación. Algunos hermanos dedican mucho tiempo, hasta dos semanas, en la preparación de un solo mensaje y la iglesia debe proveer una buena biblioteca para ayudar a los ancianos y predicadores en el estudio y la preparación de sus mensajes.
También debemos ser selectivos en cuanto a los predicadores visitantes, evitando así la tendencia de simplemente llenar las fechas vacantes en el calendario. Debemos preguntarnos “¿por qué estamos invitando a esta persona?”
Rechacemos también la ostentación. ¿En qué otro lugar podría alguien tener un auditorio cautivo por 30 a 45 minutos para hablar con autoridad, y con poco entrenamiento formal? La predicación puede ser toda una experiencia exaltante para el hombre carnal. ¡Oremos por humildad!
Reconozcamos que el don de la predicación no es para todos. Perjudicamos al pueblo de Dios cuando descuidamos este ministerio tan esencial. No demos lugar a que la doctrina bíblica del “sacerdocio del creyente” se distorsione dando paso al ministerio de “un solo hombre” y termine convirtiéndose en el ministerio de “cualquier hombre”. Evitemos el error de exaltar desmedidamente el don de enseñar como si fuera el don al que todos los hermanos deben aspirar. ¿Acaso el ojo del cuerpo es más importante que el oído? (1 Cor.12:14-26) Cada uno debe aspirar al “camino más excelente”, el del amor (1 Cor. 12:31), y luego, al don que el Espíritu Santo da “como Él quiere” (1 Cor.12:11)
Muchas iglesias proveen entrenamiento en habilidades de comunicación, (en esencia, la predicación y la enseñanza consiste en comunicar la Palabra de Dios). Videos y libros sobre cómo predicar la Palabra pueden ser útiles. Cuando escucho un buen sermón, procuro analizarlo para aprender qué lo ha hecho tan bueno. No estaría mal que pidas que alguien te grabe mientras predicas, y mirarlo una semana después cuando estés distanciado emocionalmente. Esto podría darte una perspectiva muy buena y útil para tu ministerio.
¿Qué hay de los temas? Los ancianos son los que están en la mejor posición de conocer la condición de la grey, asumiendo que están caminando en armonía con el Espíritu. Supe de un grupo de ancianos que hacen lo siguiente: con mucha oración y deliberación, eligen los temas y series de enseñanza con antelación. Luego, los predicadores escogidos deben reunirse para hablar sobre la serie e intercambiar conceptos. Durante este tiempo se practica un entrenamiento informal de manera coordinada y con la disposición a “hablar a una sola voz”. También conversan sobre las diferencias de interpretación.
¿Cómo se puede evaluar la efectividad del ministerio? Quizás no sea lo suficientemente objetivo depender de las observaciones de tu esposa. Así que considera un sistema de retroalimentación, como tarjetas de comentarios en el boletín dominical. Esto puede proveer información útil que, con la ayuda del Espíritu te ayudará a evaluar.
¡Habrá momentos en los que la congregación perderá el hilo del sermón! Lo notas cuando tienen una mirada inexpresiva o tratan de ocultar un bostezo. Debemos admitirlo, a todos nos ha sucedido. ¡A mí me ha pasado! Pero resistamos la tentación de pensar “estoy predicando al nivel donde deberían estar”. Por el contrario, procura determinar por qué no llegaste al nivel donde están en realidad.
Por último, ¿has considerado seguir el ejemplo del Señor Jesús cuando invitaba a su auditorio a considerar las cosas visibles, tales como las flores y las aves, etc.? Podemos usar ayudas visuales o pizarrones, etc., para ilustrar nuestros mensajes. La creatividad se muestra en todo lo que Dios ha creado en el mundo que nos rodea y también es útil al comunicar la Verdad.
El ministerio público de la Palabra de Dios debe caracterizarse por la excelencia, pues esa cualidad refleja a Dios, cuyo Nombre es “Excelente”.
________________________________________
Adaptado con permiso de Apuntes para Ancianos
Photo by Aaron Burden on Unsplash |