Por Eduardo Nieto
¡Oh, Jehová, ¡para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh, Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh, Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre.
Quizás esa debería ser nuestra oración en estos tiempos. Al meditar en ella me pregunto qué tanto dependemos como iglesia, como congregación e incluso como equipo de liderazgo en el poder de Dios obrando por su Espíritu Santo en nosotros.
La oración mencionada la encontramos en 2 Crónicas 14: 11 y fue el clamor de Asa, rey de Judá, cuando el etíope Zera vino a enfrentarlo en batalla con un millón de hombres y trescientos carros, mientras que Asa solo contaba con un ejército de 580.000 hombres. ¿Cómo podía enfrentar y pretender ganar una batalla cuando el enemigo los superaba en número? En realidad, la situación era difícil y las condiciones adversas.
En nuestro caso ¿cómo podemos realizar nuestro ministerio, seguir laborando en la obra del Señor en medio de situaciones difíciles y condiciones adversas? Creo que la respuesta la vemos en la oración de Asa: Para Dios no hay diferencia en ayudar al poderoso o al que no tiene fuerzas.
Al cerrar este peculiar año 2020 sin duda muchos pensamientos pasarán por nuestra mente recordando lo vivido, lo sufrido o lo aprendido, mientras también consideramos lo porvenir. Y en estos momentos debemos cobrar ánimo, es hora de recordar que Dios ayuda. Que, si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Rom. 8: 31), que solamente en Dios y su poder podemos apoyarnos para completar la obra que Él mismo ha puesto en nuestras manos.
En estos días recordemos que Dios ha sido fiel, que hasta aquí nos ha ayudado, que nuestro trabajo en el Señor no es en vano y que a nosotros nos corresponde ser fieles en todo momento.
No miremos lo desalentador que pueda ser el panorama, recordemos la realidad que gobierna las circunstancias: que el hombre no puede prevalecer contra Dios, o mejor aún, que las puertas del Hades no prevalecerán contra la iglesia de Cristo. En otras palabras, ¡estamos del lado correcto, la victoria está asegurada!
Antes de pensar en metodologías, sistemas o estilos de ministerio, antes de programar nuestro trabajo para el próximo año, tomemos tiempo para considerar si verdaderamente estamos dependiendo en fe del poder de Dios, si estamos avanzando confiados en sus promesas. No nos fiemos de nuestra propia prudencia, ni de nuestros razonamientos humanos, fiémonos de Jehová de todo nuestro corazón (Pr. 3: 5 – 6). Acudamos a la presencia de Dios con la misma actitud que tuvo el rey Asa en su oración, reconociendo el poder de Dios, pidiendo su ayuda en plena dependencia de Él, teniendo muy presente que nada ni nadie prevalecerá contra Él, ni arruinará lo que ha determinado.
Vivimos tiempos difíciles en los que la iglesia de Cristo se ha visto afectada, pero nuestra labor sigue siendo la misma, sigamos sirviendo con amor y con paciencia, persistamos en depender constantemente del Señor.
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Efesios 6: 9 – 11
Algunas ideas para poner en práctica:
- Toma tiempo a solas y también con tu equipo de trabajo para orar reconociendo la soberanía de Dios y para meditar en sus promesas aplicables a nuestra realidad actual
- Reconozcan y confiesen en qué aspectos han confiado primeramente en su propia prudencia antes que fiarse de Dios con todo el corazón
- Pidan la dirección del Señor para desempeñar su ministerio
- Planeen en oración, con fe, confiando en las promesas de Dios.