por Chuck Gianotti
La humildad es un rasgo de carácter esencial, pero difícil de alcanzar para los ancianos. Siendo alguien poco capacitado para hablar sobre este tema dado que continuamente me quedo corto, me presento simplemente como un admirador de la humildad de Cristo. ¿Quién de nosotros podría apropiarse de la tarea de enseñar a otros acerca de la humildad, si fácilmente podemos parecer hipócritas?
Así que te invito a que juntos seamos simples observadores de la humildad de Cristo con la esperanza de que, al hacerlo, podamos en alguna medida, comenzar a imitar estas características en nuestras vidas. Después de todo, las escrituras nos exhortan continuamente a fijar nuestros ojos, pensamientos, mentes y corazones en Cristo.
Una definición de lo que estamos mencionando es: “Una condición de bajeza o aflicción en la que se experimenta una pérdida de poder y prestigio”. Aparte de la fe bíblica, la humildad en este sentido no sería siempre considerada una virtud.
Esto puede observarse en la descripción general de la misión de Cristo: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2 Corintios 8:9).
Obviamente, el texto no se refiere al dinero. Después de todo, ¿qué significaba ser “rico” para Jesús, cuando él mismo creó y es dueño de todo lo que existe? El Señor Jesús asumió la condición de bajeza o aflicción; voluntariamente experimentó la pérdida del poder y el prestigio. Se despojó de su gloria.
Así que tomemos nuestra lupa y concentrémonos, ¿cómo fue humillado?
Siendo el Absoluto y Eterno, infinito en todo aspecto, se humilló al asumir las limitaciones de la naturaleza humana.
- Como Maestro, fue humillado por aquellos que no comprendieron sus enseñanzas.
- Como Profeta, fue humillado por aquellos que rechazaron su mensaje.
- Como la Luz del Mundo, fue humillado por aquellos que amaron las tinieblas más que la luz.
- Como el Pan de Vida, fue humillado por aquellos que rechazaron aceptar y comer, por así decirlo, sus palabras seriamente.
- Como aquél que da el Río de Aguas Vivas, fue humillado por aquellas voces resecas y afónicas que quisieron refrenar el manantial.
- Como el legítimo Rey de Israel, fue humillado cuando la gente gritó a Pilatos: “No tenemos más rey que César”.
- Como el Buen Pastor, fue humillado cuando todos se descarriaron como ovejas.
- Como el Gran Pastor, fue humillado cuando, como oveja, fue llevado al matadero.
- Como el Gran Discipulador, fue humillado cuando sus discípulos simplemente no comprendieron su misión.
- Como la Piedra Fundamental, fue humillado al ver que sus seguidores edificaban sus vidas sobre la arena movediza de la preocupación, del desgaste y del temor.
- Como el Alfa y la Omega (el Principio y el Fin), fue humillado por aquellos que procuraron poner fin a su existencia.
- Como Jehová-Jireh (el Dios que provee) fue humillado cuando todo lo que poseía fue repartido entre los soldados al pie de la cruz.
- Como El Shaddai (el Dios todopoderoso) fue humillado al estar tan débil como para cargar con su propia cruz.
- Como Elohim (el Dios creador) fue humillado cuando los humanos, la cumbre de su creación, lo mataron.
- Como Jehová (el Dios cumplidor del pacto) fue humillado cuando fue desamparado por su Padre.
- Como Jehova-rapha (el Señor que sana) fue humillado cuando murió por las heridas producidas en una cruz romana.
- Como Jehova-nissi (el Señor es nuestra bandera) fue humillado cuando se colocó una pancarta sobre la cruz para burlarlo como rey de los judíos.
- Como Jehova M’kaddesh (el Señor que santifica) fue humillado cuando fue tratado como un criminal común y ejecutado de una manera corrupta e indigna.
- Como Jehova-Shalom (el Señor es nuestra paz) fue humillado por un conflicto no resuelto y una muerte violenta que no pudo evitarse.
- Como Jehova-Tsidkenu (el Señor es nuestra justicia), fue humillado cuando cargó con nuestras injusticias, como declaran las Escrituras: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado.”
- Como el Juez de la tierra, fue humillado al ser juzgado como un criminal por un tribunal irregular y arbitrario.
- Él, que es Refugio de los temerosos, fue humillado cuando él mismo no tuvo refugio donde huir de la ira de Dios.
- Él, que es nuestra Torre Fuerte fue humillado cuando fue depositado en una tumba fría y húmeda.
- Él, que es Salvador, fue humillado siendo ridiculizado por no haberse salvado a él mismo.
- Él, que es el Logos, la Palabra de Vida de Dios, fue humillado por la constante andanada de palabras e improperios que recibió.
- Él, que es el Gran “Yo soy” fue humillado cuando por tres días la gente pensó que era el Gran “Yo fui”.
ESO es humildad.
¡Si realmente queremos ser humildes, meditemos sobre la humildad de Cristo! La única manera de hacerlo es fijar nuestros ojos en el Señor Jesús, nuestro ejemplo por excelencia.
Adaptado de APA