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La vida familiar de los ancianos – Parte 1

Los ancianos son hombres de influencia en la familia de Dios. Por eso no es ninguna sorpresa que los dos pasajes que presentan las cualidades para ancianos de la iglesia (1 Timoteo 3:4,5; Tito 1:6,7) dediquen espacio a la forma en que deben gobernar sus propias familias. En la carta a Timoteo, Pablo escribe que un anciano debe administrar bien su hogar, especialmente a sus hijos, y hace una comparación entre su familia y la iglesia. En el pasaje de Tito, Pablo se refiere tanto a la esposa como a los hijos, y hace especial énfasis a la importancia de un testimonio irreprensible del anciano ante el mundo.

Esta idea de relaciones saludables en el hogar de quienes están el liderazgo no es algo nuevo. El Antiguo Testamento registra la vida familiar de varios siervos de Dios. Compare el fin trágico del ministerio de Elí “porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado” (1 Samuel 3:13) con las palabras amables de Dios respecto de Abraham: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio…” (Génesis 18:19).

En primer lugar, observemos los pasajes fundamentales con mayor detenimiento, y luego consideremos algunas maneras prácticas para alentar a futuros líderes, y ancianos con familias más jóvenes.

Dos pasajes fundamentales

El contenido de estas breves secciones puede considerarse bajo cuatro títulos: el hogar del anciano, su familia, su reputación en el mundo, y su relación con la iglesia. Dado que sólo estamos tratando con cuatro versículos, considerémoslos el conjunto a fin de evitar una confusión.

Primeramente, un anciano debe gobernar o liderar bien su hogar. La palabra griega utilizada significa administrar o supervisar y se refiere fundamentalmente, mas no en forma exclusiva, a los miembros de la familia. Su casa y posesiones son parte de su hogar o área privada. Luego, Pablo se refiere al anciano como el “administrador de Dios”. Administrador es una palabra con un significado amplio que abarca la capacidad de administrar tanto personas como bienes. No es una tarea simple procurar mantener un equilibrio satisfactorio entre el empleo, su esposa e hijos, sus posesiones, su tiempo libre e intereses, y su trabajo en la iglesia.

Con respecto a su familia, no se requiere que sea casado, pero si lo está, debe ser el marido de una sola mujer. Sus hijos deben estar sujetos y cuidados con dignidad. No deben provocar vergüenza debido a un estilo de vida pródigo o insubordinado, más bien deben ser fieles (literalmente creyentes). Varias de las palabras utilizadas para describir las cualidades de un anciano pueden variar en su acepción y se requiere sabiduría para discernir el cuadro general del carácter y familia de un hombre, en lugar de tropezar sobre pequeños detalles.

Un anciano debe ser irreprensible en su reputación ante el mundo, sus vecinos y la comunidad cristiana en general. Por supuesto que esto no significa que no peque, pero debe ser uno al que no se le pueda acusar de mancha pública alguna. Una conducta y testimonio irreprochables son siempre importantes, pero en este contexto están ligadas directamente a su vida doméstica.

Por último, Pablo afirma claramente que si un hombre no sabe ordenar su vida privada, es muy probable que no pueda gobernar sabiamente en la iglesia de Dios. En otras palabras, un anciano debería considerar su casa y familia como una mini congregación que le ha sido confiada por Dios. El amor, la oración, el trabajo duro y el liderazgo en su propio hogar, serán evidencias del tipo de liderazgo y pastoreo piadoso que ejercería aquél hombre a quien se le presentase la oportunidad de liderar una congregación más grande. Algo que determinante en la credibilidad de un anciano es su hogar y vida familiar.

Consejos estimulantes

Hoy abundan los consejos y no faltan quienes lo ofrezcan. ¡Los hombres jóvenes y aspirantes a ancianos harán bien en examinar cuidadosamente la fuente! No todo lo que está escrito en la literatura cristiana resiste la luz de la Palabra de Dios. Considera la trayectoria de aquel que otorga el consejo en su propio hogar y familia. Las siguientes son algunas ideas útiles para el establecimiento de asambleas y el entrenamiento de hombres para el liderazgo a lo largo de muchos años.

1) Su hogar:

Hospitalidad y visitación, aquellos escenarios donde “otros entran a nuestra casa y nosotros a las de ellos”, son importantes. Nada sustituye ver dónde y cómo viven las familias, y cómo se relacionan entre sí. La hospitalidad es mencionada dos veces en la lista de las cualidades del anciano (1 Timoteo 3:2; Tito 1:8). Los toques personales de comunión cálida, conversación sincera, e intercambio honesto de la Biblia pueden llevarse a cabo en el hogar de una manera que no es posible en público. El anciano debe recordar que al recibir en su casa a otras personas, sus invitados pueden aprender cómo un hombre piadoso interactúa con su familia, cómo se atienden unos invitados en una cena, y aún cómo se ordena y decora una casa. Todo es un libro abierto, una herramienta de enseñanza de gran valor cuando se trabaja con creyentes más jóvenes.

2) Sus hijos:

¡Disfrute los Proverbios con ellos! Los hijos deben ser expuestos al libro de los Proverbios como una dieta regular, especialmente a lo largo de sus primeros años. Tuve el privilegio con cada uno de nuestros tres hijos de leer un proverbio (un solo versículo) cada mañana y considerar su significado hasta que completamos todo del libro. Esto duró muchos años, pero ha generado grandes dividendos ya que ahora son “niños creyentes”.

3) Su mundo privado

¡Tome en serio 1 Pedro 3:7! Vivir “sabiamente” con su esposa, requiere toda una vida siendo sensible, escuchando con atención, desarrollando la comunicación, apoyando sus capacidades, y mucho más. Pero el ser coherederos de la gracia de vida trae una comunión íntima al liderazgo de la iglesia, un don maravilloso para cualquier congregación

4) Acepte la responsabilidad

Por naturaleza, somos egocéntricos y obstinados. Las Escrituras nos dicen que cada uno de nosotros debe dar cuenta a Dios (Romanos 14:12), un tema que se aplica particularmente a los ancianos de la iglesia (Hebreos 13:17). Los ancianos pueden aprender mucho acerca de las necesidades de la gente y de cómo liderar, si saben escuchar, aceptando además el consejo de otros ancianos y otros siervos del Señor.

5) Una apreciación honesta de las prioridades

Los niños perciben rápidamente lo que es más importante en nuestras vidas al mirar lo que nosotros como padres estamos dispuestos a sacrificar. ¿Nos ven pasar tiempo importante con el Señor, o nuestra vida de oración es solamente “cuando conducimos hacia el trabajo”? ¿Cuál es el mensaje que transmitimos cuando no dejamos que nada en nuestra vida se interponga entre un evento deportivo o las vacaciones, pero bastan los pequeños inconvenientes para impedirnos asistir a la reunión de oración? Recordemos que no podemos liderar donde no hayamos estado previamente.

Hermanos, no modelemos nuestros hogares conforme a la respuesta que Aarón le dio a Moisés respecto al becerro de oro adorado por el pueblo: “Ellos me dieron el oro, yo lo eché al fuego, ¡y lo que salió fue este becerro!” (NVI – Éxodo 32:24). Los moldes permiten que las cosas maleables tomen forma. Y así es con las familias.

En verdad, el carácter de anciano comienza en el hogar.

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