Liderazgo Visionario
(Parte 2)

por Chuck Gianotti

En nuestra entrada anterior, estuvimos meditando acerca del liderazgo visionario, basándonos en la despedida de Pablo a los ancianos de Éfeso en Hechos 20. Vimos cómo una visión piadosa requiere humildad, pasión y perseverancia. Continuemos ahora viendo que también requiere convicción, relevancia y adaptabilidad, y el mensaje de arrepentimiento y fe.

La visión piadosa requiere convicción

… no he rehuido anunciaros…” (Hechos 20:20). Las personas de convicción no son personas vacilantes. Tan pronto se presenta la necesidad, están listas para trabajar por el Reino. Ellos de verdad creen, y eso es notorio en cada área de sus vidas. Están listos a tiempo y fuera de tiempo, no son descuidados sino que tienen un sentido de urgencia.

Conozco un creyente que es cinturón negro en karate. Un domingo, un amigo, bromeando, vino por detrás de él y le dio un pequeño golpe por los costados, arriba de la cintura. Al ser tomado por sorpresa, el creyente cinturón negro, como un rayo, bajó sus codos apretándolos fuertemente sobre la cintura, atrapando las manos del bromista, mientras que casi por reflejo dio un golpe con la cabeza hacia atrás contra la cabeza del otro hombre.

Las personas de convicción no son personas vacilantes.
Tan pronto se presenta la necesidad, están listas para trabajar por el Reino.

Nuestros reflejos espirituales revelan nuestras convicciones. Hay una urgencia en el Reino de Dios, una visión no se desperdicia con aquellos de doble ánimo o los perezosos espirituales.

La visión piadosa requiere relevancia y adaptabilidad

“… públicamente y por las casas” (Hechos 20:20). Pablo no se aferraba a la forma de su ministerio, estaba dispuesto a sacrificar sus preferencias personales. Sin duda el ejemplo del apóstol es una aplicación para nosotros: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (1 Cor. 9:22)? En ocasiones, la visión se ve obstruida por nuestras “zonas de confort” o “zonas de costumbre”. Todos hemos escuchado a alguien decir, “eso no es lo que acostumbramos a hacer aquí”. Sin duda, algunas formas son más cómodas para nosotros que para otros. Pero ese no es el punto aquí. La visión puede morir por falta de innovación cuando alguien no está dispuesto a renunciar a sus preferencias. Deberíamos estar listos a usar los medios que sean más efectivos (asumiendo que éstos no contradigan la clara enseñanza de las Escrituras).

Al querer alcanzar efectivamente a los jóvenes, una iglesia comenzó en el sótano de sus instalaciones un evento evangelístico llamado “Noche de Sábado en Vivo”, hacían teatro, tenían música animada y presentaban el evangelio. Otras han usado efectivamente estudios bíblicos en casa. Una iglesia organizó un “teatro” al aire libre los domingos en la noche para mostrar películas evangelísticas, con palomitas de maíz. Por un tiempo, atrajeron a una gran audiencia de su comunidad rural. Una pequeña iglesia nueva se vio temporalmente desplazada del sitio que rentaban, así que tuvieron un mes de domingos en el bar local. A los propietarios les alegró reunir lo de su renta en el día menos concurrido de la semana. Y esto atrajo a una gran cantidad de estudiantes de una universidad local. Lo anunciaron en el campus como “Una iglesia en un bar, ven y conócela”.

La visión puede morir por falta de innovación cuando alguien no está dispuesto a renunciar a sus preferencias.

Algunos métodos se han probado con el tiempo y han resultado ser muy efectivos; otros son innovadores y pueden ser igual de útiles. Algunos usan campamentos de verano para atraer niños al evangelio; otros usan eventos de entrenamiento deportivo. Como Pablo, que adaptaba sus métodos para tener quien lo escuchara, nosotros también debemos ser flexibles. Ya sea ponerse traje y corbata para encontrarse con una persona de negocios para almorzar, o ponerse unos pantalones vaqueros viejos para hablar con un niño en la calle, debemos adaptarnos a las necesidades del momento.
 

La visión piadosa requiere el mensaje de arrepentimiento y fe


“… testificando… acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21). El principal mensaje de cualquier visión piadosa debe incluir las Buenas Nuevas de restauración en Dios. Esto era lo principal y el eje del ministerio de Pablo, porque es el punto central del programa del Reino. Pero esto quiere decir también que el arrepentimiento y la fe deben estar en el núcleo de nuestro caminar diario con Dios. Constantemente fallamos como cristianos, y debemos volvernos a Dios sin falta. Hacer lo contrario nos otorga el título de “hipócritas”.

El fallecido y terrible líder comunista de China, Mao Tse-Tung, hablaba de una “revolución continua” como la clave de su filosofía política. Como miembros del reino de Dios, debemos vivir en una revolución continua contra las inclinaciones naturales de nuestros corazones. Esto es revitalización en la vida cristiana: confesando cada día nuestros pecados al Dador de la visión, presentando nuestros cuerpos como sacrificio vivo (Rom. 12:1), y considerándonos nosotros mismos como muertos al pecado (Rom. 6:11).

Necesitamos hombres y mujeres, jóvenes y adultos, que estén convirtiéndose en personas con un carácter piadoso. Es a este tipo de personas a quienes Dios les da una visión.

¿Por qué necesitamos esta revolución constante en nuestras vidas? Porque nuestra presentación del mensaje se puede estancar y tornarse vieja. Nuestros testimonios fácilmente se convierten en un trasfondo histórico en lugar de ser una historia vívida y dinámica que atrae a otros al Salvador.

Sin duda, estas reflexiones no son una lista exhaustiva de características que necesita una persona de visión. Pero el hombre o la mujer que desea ser cautivado por una visión de Dios debe cultivar estas características que se asemejan a Cristo.

El apóstol Pablo dejó el sello de su carácter con los ancianos de Éfeso. Necesitamos hombres y mujeres, jóvenes y adultos, que estén convirtiéndose en personas con un carácter piadoso. Es a este tipo de personas a quienes Dios les da una visión. Y ésta puede llegar por medio del “menor” de los creyentes en medio de nosotros.

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