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Los ancianos entre vosotros

Quienes administran la “Palabra de Verdad” saben lo importante que es prestar atención a los detalles en el estudio de las Escrituras. Ser descuidado en el estudio puede dejarnos avergonzados (2Tim. 2:15). Hasta las más pequeñas palabras en el texto, o en algunos casos incluso una sola letra, tienen importancia y pueden representar la diferencia entre la verdad y el error. La pequeña preposición “en” (que griego es muy similar al español) es un ejemplo. A veces está correctamente traducida como “entre”. Los apóstoles Pedro y Pablo utilizan esta palabra para describir la esfera dentro de la que operan los ancianos en la iglesia.

Consideremos varios ejemplos. En el capítulo cinco de su primera epístola, Pedro exhorta a los ancianos a quienes escribe, refiriéndose a sí mismo como anciano. Notemos las palabras exactas. “Los ancianos que están entre vosotros…” (v. 1); “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros” (v. 2).

Por su parte, Pablo comienza su discurso a los ancianos de Éfeso en Hechos 20 recordándoles “… el rebaño ‘en’ que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos (griego “en” entre). También, en su carta a la nueva asamblea en Tesalónica que probablemente todavía no contaba con ancianos reconocidos, exhorta a los creyentes honrar a “los que trabajan “entre” vosotros, y os presiden” (I Tesalonicenses 5: 12). Esto podría sugerir una duda acerca si existe algún sentido oficial en el uso de la palabra “ancianos”, o simplemente es una referencia a los hombres mayores de la congregación que inevitablemente serían parte (o sea, entre) del resto de la congregación.

La importanciadel equilibrio

Para resolver este tema, deberíamos tomar nota que existe otra palabra que se usa para describir a las autoridades de la iglesia; es la palabra “supervisor, o sobreveedor”, (‘episkopos’ en griego) que los distingue de aquellos que simplemente son hombres mayores. La supervisión implica autoridad, pues la palabra carece de significado si solo significa “observar mientras las cosas suceden”. El sentido común de ciertos pasajes confirma esto.

Después de su exhortación a los creyentes en Tesalónica a que se sujeten a quienes los presiden, Pablo se dirige a quienes presiden, y los exhorta a apoyar las cosas justas y correctas en la vida de la iglesia (l Tes 5: 12-18). Observe especialmente el versículo 12, “Mirad que ninguno pague a otro mal por mal…” Esta instrucción tiene el sentido de “debes asegurarte…” Esto no puede significar simplemente, “observa como sucede”, sino, “¡asegúrate de que no suceda, y encáralo si llegara a ocurrir!” Cuando se dan instrucciones que requieren una autoridad espiritual, a menudo se emplea la palabra “obispo”. En otro versículo mencionado anteriormente, Hch. 20: 28, Pablo recuerda a los ancianos que “el Espíritu Santo os ha puesto por obispos”. Tanto en I Tim 3: 1,2 y en Tito 1: 7, Pablo enumera los requisitos de los líderes de la iglesia denominándolos “obispos”. Su carta a la iglesia de Filipos está dirigida a los santos, “con los obispos (episkopoi) y diáconos” (Filipenses 1: 1).

Evidentemente, toda esta información refuerza la importancia del equilibrio en el liderazgo. Los ancianos deben vivir y trabajar “entre / en medio” del pueblo, pero también deben “juntarse” en ciertos momentos, como lo hicieron los líderes en Hechos 15, para decidir sobre asuntos de la iglesia. Inclinarse demasiado hacia un lado o hacia el otro puede resultar perjudicial para la vida y la salud de la iglesia. Algunos afirman que los ancianos solo son “ejemplos del rebaño” (I Pedro 5: 3); y otros enfatizan su autoridad lo cual conduce a ejercer “señorío sobre los que están a vuestro cuidado” (1P 5:3). Los ancianos sabios serán sensibles a encontrar el equilibrio. Siendo ellos mismos ovejas del rebaño, deben vivir y trabajar “en medio” de los santos la mayor parte del tiempo. Pero como “pastores bajo órdenes”, deben asumir la autoridad espiritual y no tener miedo de encarar problemas y resolverlos. En consecuencia, ¿cómo pueden los ancianos preservar este equilibrio al desarrollar su tarea “en medio” de los santos? Aquí detallamos algunas sugerencias prácticas.

Desarrollo práctico

1. Considérese una oveja

Por norma general, los ancianos deben considerarse primeramente como ovejas, y en segundo lugar como pastores. Por supuesto que son ambos. Pero una señal importante de los líderes piadosos es la humildad. El Señor Jesús, aunque era “Dios manifestado en carne”, podía decir “yo estoy entre vosotros como el que sirve” (Lucas 22: 27). Vivir y desenvolverse entre el pueblo de Dios es algo bueno, brindando comprensión a las necesidades y problemas de sus pares santos, siempre guardándose de ideas vanagloriosas.

 
2. Procure estar en medio del rebaño

Los ancianos deberían aprovechar toda oportunidad posible para pasar tiempo con la gente los domingos a la mañana, en momentos de camaradería y oración. No permita que los problemas apremiantes de la iglesia lo alejen de las personas llevándolo a un rincón para conversar sobre los mismos. Sin duda hay situaciones inesperadas, pero éstas deberían ser las excepciones. Si la iglesia tiene grupos pequeños que se reúnen en las casas, será bueno que los ancianos estén entre los diferentes grupos para lograr una máxima exposición a las unidades familiares de la iglesia. Esta podría ser una excelente manera de visitar y conocer la condición interna de los hogares y las familias, proveyendo puntos de vista que posiblemente nunca se lleguen a exponer en las reuniones públicas. Los ancianos deberían resistir la tentación de aislarse de la iglesia, formando sus propios grupos privados para la comunión y la oración.

3. Involucre a la iglesia en la toma de decisiones

Imite la práctica de los apóstoles en Hechos 15. Se reunieron para deliberar un asunto doctrinal serio, que podría tener una trascendencia monumental para el futuro de la iglesia. El texto aclara muy bien que la “multitud”, o sea, la gente de la iglesia estaba presente durante las deliberaciones, y estuvieron involucrados en la carta enviada. La redacción específica es aleccionadora. Cuando se llegó a la decisión de enviar representantes para que compartan el resultado de la convocatoria, leemos que esto “pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia…” (v. 23). La carta que llevaban comienza: “Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles… salud” (v. 24). Los apóstoles y los ancianos probablemente hayan liderado el desarrollo de la reunión, pero fueron sensibles al consenso de la congregación mientras deliberaban.

4. Utilice los dones de los santos

No exageramos si decimos que la mayoría de los grupos de ancianos tienen una visión restringida cuando se trata de cumplir con las necesidades del ministerio. Generalmente el pensamiento es: “¿quién de nosotros hará aquello?” o, “¿cuándo haremos esto?” En otras palabras, se da por hecho, un acuerdo tácito de que, si ha de realizarse, lo debemos hacer nosotros. ¿Con qué frecuencia alguno en un grupo de ancianos ha preguntado: “Quién en la asamblea tiene el don que podría ser útil con esta necesidad”? Este es un buen hábito, y una vez aprendido involucrará más al pueblo y ayudará a los ancianos.

5. Comparta la carga de trabajo

Desde luego hay momentos en que los asuntos sensibles deben ser tratados en privado. Pero es algo saludable para los ancianos preguntarse cuánto de su trabajo pertenece a esta categoría. Si alguna parte de la carga de trabajo de rutina puede llevarse a cabo en presencia de la iglesia, ya sea de toda la iglesia o invitando a un grupo selecto de hombres más jóvenes, esta puede ser una excelente oportunidad para capacitar y para promover la unidad de la iglesia. Alguno objetará, diciendo que es más difícil tomar decisiones con un número mayor de personas. Esto es verdad. Pero plantea el tema acerca de las metas del liderazgo. Si la meta es el discipulado, es decir, capacitar y dotar a las personas, entonces la cantidad de tiempo necesario para trabajar con ellos es una buena inversión.

Conclusión

En un mundo donde los líderes políticos están obsesionados con el poder y los puestos que les permitan controlar a otros, necesitamos escuchar de nuevo las palabras del Maestro cuando habló sobre este tema: “Mas entre vosotros no será así” (Mateo 20:26). Asumir la postura de humildad, que incluso lo lleve a uno a inclinarse para lavar los pies de los santos (Juan 13) es la clave para la grandeza en el reino del Señor. ¡Anhelémoslo activamente!

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Photo by Dylan Gillis on Unsplash
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