Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza. Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey cuando trilla, y: El obrero es digno de su salario.
1 Timoteo 5, 17, 16
En esta sección sumamente debatida de las Escrituras, Pablo se ocupa de la calidad de la tarea de un anciano. Primeramente se refiere a aquellos ancianos que “gobiernan bien” y luego a aquellos que “dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza”. Él dice que ellos son “dignos de doble honor”. La palabra “honor” en griego se refiere a aquello que es otorgado; podría significar estima, dignidad, valoración, compensación o precio. Las alusiones en el versículo 18 indican que se está contemplando algún tipo de compensación o remuneración financiera. “No le pongas bozal al buey que trilla”, y “El trabajador merece que se le pague su salario” (NVI). En este contexto “honor” significa, “aquello que se paga en señal de aprecio o estima”.
Si bien puede resultar un tema espinoso, especialmente cuando hacemos énfasis en la pluralidad de ancianos y su verdadera labor de pastorear la grey de Dios, la Biblia está llena de ejemplos de aquellos que son sostenidos financieramente por el pueblo de Dios al servir al Señor. El mismo Pablo era un ejemplo de esto. Él escribió, “¿O es que sólo Bernabé y yo estamos obligados a ganarnos la vida con otros trabajos? ¿Qué soldado presta servicio militar pagándose sus propios gastos?… Si hemos sembrado semilla espiritual entre ustedes, ¿será mucho pedir que cosechemos de ustedes lo material? (1 Corintios 9: 6-7a, 11). Es verdad que no aceptó ningún presente de los corintios, pero sí aceptó donaciones financieras de otros, como los filipenses.
En Gálatas 6: 6, Pablo enseña que, “El que recibe instrucción en la Palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña”. Así que el principio del sustento financiero para aquellos que prescinden de un empleo secular y entregan sus vidas a servir al Señor está bien establecido en las Escrituras.
Lo que sostiene Pablo aquí, bajo la inspiración del Espíritu, es que en la iglesia es posible que algunos hermanos merezcan una remuneración financiera. ¿Quiénes son? Él se refiere a los ancianos, así que se trata de hombres calificados de acuerdo con 1 Timoteo 3. Hombres que gobiernan bien. Esto implica que hay distintos grados de ejercicio del gobierno de un anciano, donde algunos hacen mejor el trabajo que otros. Esto pudiera deberse a los dones que estos poseen, a circunstancias de sus vidas, o a una diversidad de otros aspectos, de tal forma que todos aquellos que están involucrados en la iglesia local, notarán que algunos ancianos son más eficaces que otros.
La naturaleza, obviamente subjetiva, de evaluar la labor de los ancianos, no debería disuadirnos de no hacerlo. Más bien, deberíamos tener mucho cuidado de no permitir que nuestro juicio en estos asuntos no esté influenciado por asuntos personales u orgullo pecaminoso. Tales actitudes estarían incluidas en las advertencias de Pablo unos versículos más adelante cuando se dirige a aquellos ancianos que pecan (v. 20).
Ahora bien, la frase “especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza” en el versículo 17 sugiere la importancia vital de estos ministerios que son de crucial importancia para el equipamiento de los creyentes para el trabajo efectivo del ministerio (Efesios 4:11-12).
Este es uno de los pasajes en las Escrituras en que desearía existiese más material escrito, sin embargo, podemos sacar algunas conclusiones.
Reemplazo de la remuneración
Notemos que aquí no encontramos nada acerca de contratar a alguien que busca trabajo y que luego cumple con desempeñar un cargo laboral. Esto no se reduce sencillamente a que la iglesia provea una opción laboral para alguien que necesita ganar dinero. En realidad, la implicación directa es que un anciano ya está realizando una buena tarea, y que recibe una atención financiera, no como un incentivo para su trabajo, sino como resultado de su labor. En otras palabras, se parte de la base de que el anciano ha de servir en calidad de “voluntario”. Aquellos que se destaquen en su trabajo como ancianos, particularmente los que predican y enseñan bien, podrán ser ayudados financieramente. Esto no es un derecho, puesto que un anciano debe servir “…voluntariamente”; de acuerdo con la Voluntad de Dios, “…y no por ganancia deshonesta…” (1 Pedro 5:2). No está en consideración un acuerdo contractual. Por supuesto, existen las realidades de un hombre que debe proveer para su familia, que la iglesia debería tener en consideración cuando le solicite a dicha persona dejar su trabajo secular. Sin embargo, los ancianos y diáconos sabios sabrán definir estas cosas bajo la guía del Espíritu.
La idea es que un anciano pueda liberarse de las demandas de energía y tiempo que un trabajo secular impone para que pueda involucrarse más en el pastoreo de la iglesia.
Preservando la pluralidad
Un anciano sostenido financieramente no está en una posición superior a la de otros ancianos, pues, tal como Pedro advierte, “… no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado” (1 Pedro 5: 3). El anciano en consideración es simplemente uno más del grupo de ancianos, igual en autoridad por su rol de anciano, siendo uno que particularmente ha sido reconocido por estar obrando bien y es honrado con una compensación financiera. La congregación debería ser instruida a no considerar al anciano que es sostenido financieramente como “el pastor”, y consecuentemente denigrar a todos aquellos que poseen y ejerciten el don espiritual de pastorear. Este don no está limitado a un solo hombre, ni siquiera solamente a los ancianos.
Corazones humildes
Existen peligros a los que Pablo se refiere en otras partes y que fácilmente podemos reconocer, pero de los cuales se cuidarán aquellos que posean corazones humildes. Los otros ancianos pueden volverse celosos, sintiendo que ellos también son “de igual talento” o que “trabajan arduamente por igual”. El versículo 21 advierte respecto a la parcialidad al contemplar estas cosas.
Sostén espiritual
Los otros ancianos pueden sentirse tentados a delegar sus responsabilidades al “empleado”, pero Pablo no enseña que el anciano sostenido deba asumir los ministerios de enseñanza o pastorales de otros hombres con esos dones. En realidad, a menudo los ancianos tendrán más para hacer, porque podrán ser liberados para dedicar más tiempo a ejercer los dones que poseen. Aquellos con el don de enseñanza y predicación deberían continuar haciéndolo. Un anciano dijo: “Desde que tenemos un anciano a tiempo completo, nuestro trabajo de ancianos se ha incrementado, ¡y lo estamos disfrutando!”.
Ancianos comprometidos
Obviamente, esta enseñanza puede ser y ha sido objeto de abuso. El liderazgo en muchas iglesias ha sido adjudicado al “empleado”. Sin embargo, el peligro del abuso nunca debería llevarnos al rechazo absoluto de lo que se enseña en las Escrituras. Un equipo de ancianos sólido y espiritualmente comprometido estará alerta en cuanto a estos peligros y los abordará si llegasen a aparecer. Se cuidarán de que un anciano no asuma demasiada responsabilidad.
Perspectivas prácticas
Un anciano piadoso que tiene una familia y hace un trabajo responsable es un hombre muy ocupado. Agreguemos a esto las responsabilidades de su familia extendida, el evangelismo personal y el uso de su don espiritual. Y encima de todo esto está su tarea de anciano que requiere mucho tiempo. A menudo, cuanto más dedica al trabajo en la iglesia local, tanto más alguna otra cosa sufre, ya sea su empleo secular o su familia o el evangelismo personal y el ministerio. O el trabajo de ser anciano se resiente por su inhabilidad de abarcar todas las necesidades de los creyentes y el ministerio. Ningún grado de espiritual puede ignorar esta realidad que muchos ancianos experimentan. Sé de dos ancianos que cada uno tiene su empleo secular y una familia joven. Los dos son predicadores dotados y su ministerio de enseñanza desde el púlpito, así como en el ministerio de grupos pequeños o en la enseñanza personal, sin mencionar el evangelismo personal, no les deja mucho tiempo para el pastoreo de la grey, tomar decisiones, planificación del ministerio y administración. Es muy bueno cuando hay un mayor número de hombres mayores para escoger, con menores responsabilidades familiares o que estén jubilados de sus trabajos seculares. Pero muchas iglesias no cuentan con estos hombres. Seguramente, el entrenamiento de más ancianos y el asumir mayores responsabilidades por parte de la congregación serán de ayuda.
Por otro lado, la realidad es que muchos hombres calificados no están dispuestos a sacrificar sus familias por las largas horas que exige un grupo totalmente voluntario de ancianos. Identificar a un anciano que obra bien en medio de ellos, y sostenerlo financieramente, lo liberará de dedicar energía y tiempo a su trabajo secular, para poder servir en la iglesia local con mayor capacidad.
A algunos, esta discusión les parecerá trivial. Sin embargo están en juego verdades de gran importancia. Es demasiado fácil que una iglesia se transforme en una organización secular con un director general, en vez de una familia espiritual donde todos ejercitan sus dones espirituales. Demasiadas iglesias todavía mantienen la división de “clérigos y laicos” como si se tratara de un sistema de castas diferentes. Esto no es lo que enseña este pasaje.
Lo que encontramos en 1 Timoteo 5: 17-18 es simplemente la exhortación de liberar a aquellos que están dotados y trabajan denodadamente en el pastoreo de la grey de Dios, con el fin de que puedan dar más de su tiempo y energía al trabajo del Señor. De ninguna manera esto está dirigido a limitar el ministerio de los demás, sino que debería enriquecer en general el ministerio del cuerpo de Cristo en su servicio al Señor y su pueblo.
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