Hay diversas maneras en las que los ancianos pueden estimular la oración de la asamblea. Entre esas está el procurar fortalecer la vida de oración mediante el estímulo de la oración en el hogar y garantizando que la iglesia sea un ambiente saludable para la oración.
Otra área en la que los ancianos pueden hacer una contribución importante a la vida de oración de la iglesia es guiando a los hombres más jóvenes en su vida de oración privada lo cual impactará el ministerio o la tarea de oración en la iglesia. Este será el enfoque de este artículo.
Un trabajo importante de los ancianos
Es claro que los ancianos deberían ser ejemplos de la grey (1 Pedro 5:2). ¿Pero cuán a menudo se hace énfasis en que esto también incluye la oración? Hay quienes dicen que la oración no es la preparación para la batalla; sino que es la batalla. Esto puede ser una exageración, pero sin duda indica algo importante. La mayoría de los ejércitos que salen a la batalla los integran hombres jóvenes y unos pocos hombres mayores y experimentados que los lideran. Ellos llegaron a ser oficiales tras años de experiencia, y por lo tanto tienen mucho que ofrecer.
Sabemos que los discípulos del Señor le pidieron que les enseñara a orar (Lucas 11:1), (y así lo hizo); también sabemos que Pablo capacitó a Timoteo en todos los aspectos de la obra del Señor instruyéndole que hiciese lo mismo con otros (2 Timoteo 2:2). La oración era una de las prioridades en la iglesia primitiva (Hechos 2:42). Por tal razón tiene mucho sentido seguir el ejemplo de aquellos que nos precedieron y cuya historia está preservada en las Sagradas Escrituras. Como parte del discipulado, los ancianos deberían capacitar a los hombres más jóvenes en cuanto a la oración mediante la palabra y el ejemplo.
Verdades fundamentales
Para que esto ocurra, hay ciertas convicciones que deberían ser adoptadas por los que lideran. Posiblemente sean obvias, pero vale la pena establecerlas desde un principio.
En primer lugar, los ancianos de la iglesia deben creer firmemente en la necesidad de capacitar a la próxima generación para la obra del Señor. No olvidemos lo que dice 2 Timoteo 2:2, que describe una cadena intacta de hombres piadosos que continúan con la obra. No importa cuán trabajador o dotado sea, cualquier anciano que se considere irreemplazable, con el tiempo se convertirá en una carga. La preparación para “pasar el testigo” como se dice en el atletismo, es parte integral del buen liderazgo.
En segundo lugar, los ancianos deben estar convencidos de que la capacitación de personas más jóvenes es por naturaleza un trabajo activo. El simple hecho de hacer las cosas como se acostumbra y esperar que los demás absorban por ósmosis las habilidades prácticas, no traerá ningún buen resultado. Es necesario hacer un sacrificio de tiempo, tener una buena comunicación, haciendo énfasis en escuchar, y contar con bastante experiencia práctica en el servicio para que el trabajo del mentor sea efectivo.
En tercer lugar, tanto los ancianos como los jóvenes deben comprender que la oración no es un don espiritual como tampoco lo son la fe y el amor. Aprender a orar es una tarea dura, una disciplina que involucra sacrificio y fe. Tener un consejero no es un requisito para hacerlo, pero habrá mayores beneficios cuando la ayuda y el estímulo provengan de uno que ya ha aprendido los fundamentos. El discipulado y la rendición de cuentas van de la mano.
El lado silencioso del trabajo del mentor
En este punto alguien podrá sentirse incómodo al pensar “yo no soy un orador público extrovertido…” Pero podemos tener la certeza de que gran parte del ejercicio de la oración puede realizarse en privado, esto es “entre dos personas”. Un buen mentor no hace ostentación de su vida de oración, pero tampoco la oculta. Hubo momentos en los que el Señor Jesús oró claramente delante de sus discípulos; sabemos de esto porque ellos escribieron lo que él dijo. Orar con uno o dos hermanos puede ser tanto un tiempo de capacitación como también una bendición para todos.
Es claro que los ancianos deberían asegurarse de que al alimentar públicamente la grey (ya sea personalmente o mediante los que invitan), estén bien representadas las importantes disciplinas de la vida cristiana como lo es la oración. Debemos enseñar a los creyentes los distintos tipos de oración que están a su disposición, los diversos elementos al orar dentro de la voluntad de Dios y las grandes oraciones de la Biblia. Pero aquellos que son jóvenes en la fe también deben aprender cómo hacerlo por su cuenta. Aquí es dónde la tarea individual realmente se destaca.
Idealmente, la guía espiritual se lleva a cabo en el hogar. Pero para muchos, la asamblea es el único lugar de capacitación espiritual. Es muy triste cuando la iglesia se preocupa por una imagen pulida que pierde el gozo y la frescura de las tentativas iniciales de los más jóvenes al involucrarse. La asamblea no es un escenario para actores, sino una familia y una escuela de aprendices.
El aspecto público del mentor
Además de las reuniones normales de los domingos, también hay oportunidades de entrenamiento para guiar en oración al hacer visitas, en grupos pequeños, en actividades especiales de la asamblea y aún al dar gracias por los alimentos. Puede resultar muy positivo si los mentores asignan pequeñas tareas a aquellos con quienes están trabajando, y después reunirse con ellos para evaluar el progreso, contestar preguntas y hacer sugerencias.
Sugerencias de ayuda
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Los mentores deben ser motivadores. Haz énfasis en lo positivo. Fíjate en las pequeñas cosas dignas de ser elogiadas. Los creyentes jóvenes pueden ser muy frágiles y desmotivarse con mucha facilidad ante comentarios rudos, o si sienten que “no pueden hacer nada bien”.
2. Haz énfasis en la cortesía. Es posible que otros estén esperando su turno para orar, así que haz oraciones cortas y concéntrate en el tema. Ya habrá tiempo en privado para oraciones prolongadas. Habla como para que otros puedan escuchar y entender, y al final se sumen a tu “amén” (1 Corintios 14:16). Evita utilizar las oraciones en público para promover una iniciativa personal o hacer insinuaciones acerca de problemas de la asamblea.
3. Cultiva la simplicidad. La oración expresa la dependencia en Dios. No es una oportunidad para la enseñanza o un tiempo para causar una buena impresión en otros. Es muy útil imaginar que estamos en la misma presencia del Señor y que él nos pregunta: “¿Qué te gustaría decirme?”.
4. La reverencia hacia Dios no puede faltar. No hablamos a Alguien que está a nuestro nivel, como si fuera un colega, como trataríamos a un compañero de estudios o del trabajo.
5. Las oraciones registradas en las Escrituras están ahí para ayudarnos. Logramos profundidad en nuestra vida de oración cuando aprendemos a orar por cosas espirituales y eternas más que sólo lo temporal y pasajero. ¿Estoy intercediendo por otros en las áreas de madurez espiritual y carácter piadoso?
El ambiente
Siempre me asombro ante la reacción que recibo a veces al dirigirme a ancianos y mencionar la palabra “ambiente”. Por ejemplo, “la asamblea debe proveer un ambiente saludable para que los hombres jóvenes oren”. ¿Cuál es el problema? Tal vez sólo sea la simple sospecha acerca de cualquier cosa nueva o diferente. El diccionario define ambiente como el marco dentro del cual sucede algún evento. Por supuesto podemos comprender cómo la iglesia debe ser el marco para ciertas cosas, por ejemplo, para sus reuniones y actividades. Los ancianos deben aceptar que Dios les ha dado la responsabilidad de asegurarse de que las cosas que lo honran se hagan sin impedimentos generados por tradiciones absurdas o un espíritu crítico.
¿Los creyentes están apoyando a los ancianos con palabras de aliento mientras ellos sirven de mentores a los más jóvenes? Un ambiente de gratitud y aprecio es un entorno saludable. ¿Los programas procuran involucrar a los hombres más jóvenes según corresponda? Sin duda puede ser más rápido que el que presida la reunión ore él mismo, pero existe una oportunidad invaluable de utilizar un hermano más joven. ¿Con qué frecuencia los ancianos invitan a un hombre más joven a que los acompañen a visitar a un enfermo o a alguien que esté preso, y luego le piden que brinde un breve informe en la reunión de oración?
Existen muchas maneras creativas para promover un ambiente de capacitación. ¡Y no servirá de nada esperar que esto ocurra por sí solo! Dios ha confiado grandes cosas a su pueblo y les ha dicho “Negociad, entre tanto que vengo” (Luc. 19:13). Uno de esos recursos es la juventud. No debiéramos atrevernos a envolver sus dones en un pañuelo y ocultarlos. Usando una buena planificación y siendo solícitos, podremos presentarle a Él lo que nos ha confiado, ¡con intereses!
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