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Mantengamos fiel la iglesia – Parte 1

por Jack Spender

 

El tema de la iglesia es fascinante para muchos que aman al Señor Jesucristo, y ¿por qué no? Mientras el mundo promueve “organizaciones” que van y vienen, el Señor continúa construyendo Su iglesia, que perdura a través de los tiempos, no como una organización, sino como un organismo vivo, con una Cabeza viva, un cuerpo que tiene miembros y se fortalece por el Espíritu de Vida.

Dado que los seres vivos prosperan teniendo relaciones saludables, los individuos de este gran cuerpo tienden a congregarse localmente dondequiera que puedan, para la comunión. Estas congregaciones o asambleas pueden encontrarse en todo el mundo. Culturalmente, manifiestan una gran diversidad, pero al estar habitados por el mismo Espíritu de Vida, y siguiendo la misma Palabra Viva, comparten algunos rasgos o marcas importantes en común. Estos provienen de la naturaleza del Señor mismo, y permiten que las congregaciones individuales sigan creciendo y reproduciéndose.

Si los creyentes se apartan del diseño básico, sus reuniones tienden a marchitarse y volverse infructuosas, o a convertirse en grandes “organizaciones” que con el tiempo son reemplazadas por nuevas congregaciones que buscan la simplicidad de lo que suele llamarse la “vida corporal”. Esto hace que sea muy importante tener una clara comprensión del plan de Dios. Los verdaderos creyentes nunca pierden su salvación, pero pueden sufrir la pérdida de una comunión reconfortante si su iglesia local se desmorona. Por esto los cristianos estudian el patrón revelado, porque comprenden las consecuencias de una mala aplicación. El descuido en la forma de construir sobre el fundamento original (1 Corintios 3:10) traerá problemas. No es de extrañar que Pablo advierta a la iglesia que “tenga cuidado” o “preste atención”. ¡Un consejo valioso!

Como solía decir un hermano anciano: “Si Dios amonestó a Moisés para que se asegurara de que el tabernáculo que se estaba construyendo en el desierto fuera una réplica fiel del ejemplo celestial, (Éxodo 25:40; Hebreos 8:5), y este tabernáculo (o tienda) pereció hace mucho tiempo, ¿cuánto mayor cuidado debería tenerse con el modelo divinamente revelado para los grupos que conforman la esposa de su Hijo?”

Lamentablemente, algunos no tienen interés en el tema, y para otros no tiene nada de malo alterar el plano para que se ajuste a sus preferencias. Pero siempre están los que tienen la vista puesta en el día venidero, cuando “el fuego probará la obra de cada uno, sea cual fuere” (1 Corintios 3:13). En realidad, muchas razones pueden despertar un nuevo interés en el diseño de Dios. Las nuevas asambleas necesitan una base bíblica para comenzar. Los grupos que han perdido su primer amor pueden arrepentirse y reconstruirse. Los que están bajo ataque espiritual encontrarán poca ayuda en las tradiciones hechas por el hombre; necesitan las Escrituras. Y algunas iglesias locales están tratando de hacer la transición a un enfoque más bíblico del orden y el gobierno de la iglesia.

Por lo tanto, estas verdades sobre la iglesia del Nuevo Testamento necesitan ser descubiertas, aplicadas y luego sostenidas o defendidas en todas partes. Por esta razón, y ante la realidad que enfrenta la iglesia en la actualidad, vemos oportuno compartir una breve serie de artículos titulados “Manteniendo fiel la iglesia del Nuevo Testamento”. La intención no es el ser exhaustivos, ni criticar a algunos grupos, sino examinar los puntos más importantes, no simplemente como teoría, sino en su práctica, con énfasis en cómo defender y salvaguardar lo que tan a menudo se malinterpreta e incluso se socava hoy en día.

Manteniendo fiel a la iglesia

Para mantener las verdades relacionadas con el modelo divino para la iglesia, debemos

  • Saber cuáles son
  • Saber lo que significan
  • Conocer las Escrituras en las que se basan
  • Comprender las aplicaciones apropiadas para los creyentes que se reúnen
  • Comprometerse a discipular a los jóvenes creyentes para asegurar la continuidad

El tema no tiene por qué ser complicado. Tenemos un Dios misericordioso, y Él se complace con cualquier esfuerzo honesto basado en nuestra comprensión, a menudo limitada, de Su Palabra.

Antes de abordar las principales áreas de nuestro tema, recordemos una profunda verdad para poner todo el asunto en una perspectiva apropiada, y para alentar nuestros corazones. La principal razón para dedicar tiempo y atención diligente al tema ha sido revelada en la Escritura: “Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25), y el hombre espiritual debe reconocer “que lo que os escribo [Pablo], son mandamientos del Señor” (I Corintios 14:37).

¡Así que este tema es muy estimado por Aquel que dio su vida por mí y por ti! Y no te equivoques, no son sólo los creyentes individuales los que Él ama. No es sólo el cuerpo mundial de la iglesia lo que Él ama, ¡sino los grupos locales que se reúnen en Su Nombre! Esto está muy claro en Apocalipsis capítulos 2 y 3 (ver especialmente 3:19), donde lo vemos caminando entre los candeleros (iglesias individuales), inspeccionando las luces, enviando a cada una un cumplido o consejo, y si podemos decirlo reverentemente, sintiéndose triste cuando el amor de una iglesia local se enfría por la mundanalidad.

Si nuestro punto de partida es sólido, siendo que este tema es tan precioso para nuestro Señor, nos protegerá de los peligros y errores que plagan muchos grupos, donde las cosas se arreglan para que estén de acuerdo con “lo que satisface nuestras necesidades”. Revisemos cuidadosamente los motivos de nuestro corazón para que este maravilloso tema sea estudiado con humildad, y con el deseo por encima de todo de agradarle a Él, y con la convicción ¡de que su Palabra y sus caminos no pueden ser mejorados! Además, la verdad debe defenderse siempre con un espíritu semejante al de Cristo.

Un esquema de la verdad acerca de la iglesia

¿Cuáles son entonces las verdades más importantes relacionadas con el orden o el modelo para el establecimiento y agrupamiento de una iglesia local tal como se presenta en el Nuevo Testamento? Un simple esquema sugiere que hay cuatro temas a considerar:

  1. Liderazgo en la asamblea – ¿Quién tiene la autoridad del Señor para supervisar la obra?
  2. El sacerdocio de los creyentes – ¿Qué posición y funciones se otorgan al pueblo?
  3. La naturaleza de la asamblea – ¿Cómo está constituida y cómo se relaciona con otros grupos de creyentes y con el mundo?
  4. Cristo, la Cabeza – ¿Cómo mantiene la iglesia una relación satisfactoria con el Señor?

Estos puntos no son excluyentes; habrá algunas coincidencias. Además, el orden anterior se ha elegido por razones más prácticas que teológicas. Se dirá más sobre esto a medida que avancemos.

El liderazgo en la asamblea

Nuestro primer principio del Nuevo Testamento a considerar es el liderazgo. Existe un viejo refrán que dice: “Así como funciona el liderazgo, funciona la iglesia”. Estas palabras no las encontramos en la Biblia, pero es un principio que se ve en los reyes de Israel y también en el Nuevo Testamento. La gente desea ser guiada. Un buen liderazgo en la iglesia local es crucial. Así que, siguiendo nuestro esquema anterior, queremos conocer las palabras usadas para describir a los líderes de la iglesia, lo que esas palabras significan, cómo una iglesia local opera bajo este patrón bíblico, y especialmente cómo la próxima generación es entrenada para apreciar y abrazar la forma de gobierno de la iglesia del Nuevo Testamento.

A lo largo del Antiguo Testamento, los profetas, los sacerdotes y los reyes lideraban al pueblo de Dios, pero los hombres mayores, quienes eran tenidos en estima como ancianos se sentaban en la puerta de la ciudad y decidían los asuntos cotidianos. Por lo tanto, no es de extrañar que cuando la iglesia del Nuevo Testamento comenzó, la responsabilidad de liderazgo involucró a los hombres mayores de cada congregación. De hecho, la descripción “anciano” se convirtió en una posición de liderazgo en la iglesia, y es por esto que leemos sobre “los ancianos” (1 Pedro 5:1) que también son llamados “supervisores” o administradores. Una palabra describe su edad y experiencia comparativamente; la otra describe su trabajo.

Muchos pasajes a lo largo de los Hechos y las Epístolas nos ayudan a entender cómo se establecen los ancianos, cómo pueden reconocerlos los santos y qué hacen. En pocas palabras, trabajan como un equipo que a través de la oración y el estudio de las Escrituras disciernen la voluntad del Señor en la alimentación espiritual de la congregación, y en los asuntos de liderazgo que afectan a la iglesia.

Como queremos resaltar el lado práctico, en el próximo artículo, nos centraremos en cómo una iglesia local puede disfrutar de la libertad que el Espíritu de Dios siempre produce, y sin embargo permanecer fiel al proyecto divino establecido en la Palabra. Por último, reflexionaremos sobre la importantísima cuestión de la continuidad, o lo que suele llamarse “pasar el testigo” a la siguiente generación. Hasta entonces, recordemos que la verdadera ortodoxia o fidelidad a la Escritura no es simplemente una forma exterior, sino también un espíritu vivo de sacrificio como el de Cristo. En segundo lugar, las verdades del Nuevo Testamento son mejor defendidas por aquellos que las aman y las abrazan como algo precioso. Este es un objetivo noble entre todos los que lideran y enseñan en la iglesia.


Adaptado de APA

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