Blog

Mantengamos fiel la iglesia – Parte 2

por Jack Spender

 

En nuestro blog anterior, señalamos que la iglesia es liderada por una pluralidad de hombres llamados ancianos. También llamados “supervisores o sobreveedores” (traducidos como “obispos” en la versión Reina Valera), ellos trabajan en equipo para alimentar, liderar y proteger a la iglesia. Este es el modelo prevalente en todo el Nuevo Testamento, ilustrado en Hechos 14:23 que se aplica al período inicial de la obra de Pablo, y en I Timoteo 3:1-8 y Filipenses 1:1, escritos muchos años después. El punto de vista de Pablo sobre el liderazgo de la iglesia no “evoluciona” a medida que la iglesia crece. Santiago, en 5:14, y Pedro, en I Pedro 5:1-5 muestran que los otros apóstoles también mantenían el mismo punto de vista. Además, la palabra se usa para la iglesia en áreas predominantemente judías (Hechos 11:30) y en las iglesias de las naciones gentiles (Hechos 16:4,5).

Observa que solo se usan dos palabras que describen a los que dirigen en la iglesia, no tres. “Pastor” es un don espiritual, y nunca se usa como sustantivo para describir el liderazgo de la iglesia. Los ancianos “apacientan” o “pastorean” el rebaño de Dios, pero como título, esta palabra se usa sólo para el Señor Jesús; (comparar I Pedro 2:25 y Juan 10:16). También, de una manera más informal de apoyo, el liderazgo en la iglesia puede incluir a otros según el Señor guíe. En la iglesia primitiva había apóstoles y profetas (Hechos 15:2; 13:1), hombres dotados (Ef. 4:11), y también aquellos que podríamos llamar “misioneros” (Hechos 11:22).

Después de un breve resumen de la labor que realizan los ancianos, nuestros tres temas principales señalarán que los ancianos integran un equipo que se cuida mutuamente, que lidera entre el pueblo y que capacita a otros para que continúen la obra.

Cómo funcionan los ancianos de la iglesia

Esta serie no tiene como objetivo dar un estudio detallado del trabajo de los ancianos, pero sí podemos dar un breve resumen. El trabajo de los ancianos en la iglesia involucra cuatro áreas: alimentar, liderar, supervisar y proteger.

Alimentar

Los santos necesitan una dieta saludable de buen alimento espiritual, primero con las Escrituras, pero también mediante el diálogo, consejo, amonestación y cuidado.

Liderar

Necesitan una visión para su camino espiritual y diario, que proviene de una comprensión bíblica de los orígenes (el pasado), el propósito (el presente) y el destino (el futuro).

Supervisar

Pueden surgir disputas y diferencias internas que perturben las relaciones en la iglesia, y los sobreveedores deben discernirlas y confrontarlas, no permitiendo que estas diferencias queden sin resolver, y que la amargura lleve a otros a quedar fuera de la comunión.

Protección

Por último, los lobos pueden surgir o entrar y, mediante falsas enseñanzas, socavar la fe de los creyentes. Pablo advirtió a los ancianos sobre ellos en Hechos 20:29 – 30.

Un equipo que demuestra el cuidado mutuo

Un versículo de suma importancia es Hechos 20:28 en el que Pablo instruye a los ancianos de la iglesia de Éfeso de la siguiente manera: “Mirad por vosotros, y por todo el rebaño…”. El orden es fundamental. El ministerio del equipo sólo puede ser tan eficaz como su integridad. Tanto de manera informal, como cuando se reúnen, los ancianos deben intencionalmente apartar tiempo para informarse, apoyarse y orar unos por otros. ¿Cómo puede un hombre ser eficaz en el cuidado de las personas si su propio corazón está sobrecargado o quebrado? El temario de una reunión normal de ancianos podría incluir un tiempo en la Palabra y la oración, una breve comprobación de cómo les va a los hermanos en el equipo, y luego las necesidades y problemas de la asamblea. Los detalles de cómo se puede hacer esto son innumerables, pero el hilo conductor es el amor mutuo. ¡El Señor fue muy claro al respecto!

Un equipo que trabaja siendo parte del rebaño

En cuanto a la forma en que una iglesia local puede aplicar el principio del liderazgo pluralizado y de servicio, las Escrituras dan libertad para contemplar las necesidades cambiantes de las personas y las diferencias culturales, pero existe un punto clave que es esencial. Los ancianos (siendo ellos mismos ovejas) deben trabajar “en medio” de los santos en lugar de enseñorearse de ellos (véase Hechos 20:28; I Pedro 5:1-3; I Tes. 5:12). Esto a veces se descuida en detrimento de la iglesia. Los ancianos no deben ser conocidos esencialmente por las reuniones de ancianos “a puerta cerrada” de las que los santos están excluidos.

Más bien, motivados por corazones y actitudes humildes, por la conciencia de ser responsables ante el Señor, los ancianos deben dedicar tiempo a conocer a la gente. La hospitalidad y las visitas son indispensables, y cuando sea práctico, los grupos pequeños en los hogares proporcionan conocimientos particulares que rara vez se obtienen en las reuniones públicas. ¿Se utiliza el tiempo libre de los domingos por la mañana, por ejemplo, para circular entre los santos e interactuar con ellos, o para ocuparse de los asuntos del equipo?

Un equipo que capacita a otros, preparándose para “pasar el testigo”

Un medidor de la eficacia de los ancianos es la forma en que delegan responsabilidades, involucran a las personas, fomentan los dones espirituales y eventualmente se reemplazan a sí mismos. Es cierto que el Espíritu Santo genera a los sobreveedores (Hechos 20:28), pero esto no ocurre en el vacío. Los jóvenes deben ser entrenados y sus dones desarrollados a la vista de la familia de la iglesia. Esta labor crucial a veces se descuida porque se emplea el tiempo en apagar “pequeños incendios”.

Un beneficio importante de entrenar y equipar a la próxima generación es que ayuda a la gente a respetar y abrazar el patrón bíblico para el liderazgo en la iglesia. Considere las siguientes preguntas que resaltan el tema:

  • Un joven que observa el honor y el cuidado que los ancianos se demuestran entre sí ¿desearía formar parte de un equipo así, o declinaría, como a veces se oye decir: “me alegra servir, pero no quiero tener el título”?
  • ¿Practican los ancianos la capacitación informal (o formal) de los jóvenes idóneos, como llevarlos a las visitas, dejarlos ayudar en los grupos pequeños, invitarlos a visitar las reuniones de los ancianos?
  • ¿Existe una lista de jóvenes cuyos nombres, educación y posibles dones son conocidos por los ancianos, y por quienes se ora regularmente?
  • ¿Se les ha hecho alguna vez a estos jóvenes una pregunta como ésta?: “Si tuvieras un problema, una preocupación o una sugerencia para mejorar nuestra asamblea, ¿te sentirías cómodo acudiendo a nosotros? Si no, ¿qué podríamos hacer para cambiar eso?”.

En Tito 2:10, Pablo exhorta a los siervos a “adornar la doctrina” con su conducta santa. Como los ancianos son siervos, podemos aplicar ese pensamiento a su trabajo. Los ancianos pueden adornar la doctrina del liderazgo bíblico de la iglesia cuidando unos de otros, trabajando entre los santos, involucrándolos siempre que sea posible, y actuando como mentores de los jóvenes de la iglesia. Es gratificante escuchar a un joven creyente responder a un amigo: “¿Por qué querría ir a ese lugar? Sólo tienen un pastor; ¡nuestra iglesia tiene varios que se ocupan de nosotros!”.

Evidentemente, estas cosas buenas deben ir acompañadas de una alimentación de calidad del rebaño basada en las Escrituras. Pero incluso en esto, los oradores pueden enseñar con delicadeza y gracia la sabiduría del diseño de Dios para el liderazgo de la iglesia; en este caso es plural, el trabajo pastoral en equipo integrado por hombres comunes. “En la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14)


Adaptado de APA

Leave a reply

0
    Carrito
    Tu carrito está vacíoVolver a la tienda