(parte 2)
En nuestro blog anterior estuvimos hablando un poco acerca del cuidado de los hermanos enfermos. Hoy continuamos con la segunda y última parte de esta serie, abordando un enfoque práctico en lo referente a las visitas a los hermanos enfermos.
El ministerio pastoral incluye cuidar de las personas en medio de sus pruebas especialmente cuando enfrentan enfermedades agudas o largos confinamientos. ¿Qué necesitamos para tener visitas efectivas al atender a quienes están enfermos? Una cualidad esencial es la paciencia, no solo para esperar sino también para reflejar un verdadero amor de pastor, tal como Pablo lo describe en 1Corintios 13. Cuidémonos de apresurarnos a ofrecer soluciones a necesidades espirituales, más bien escuchemos con atención y compasión.
Al ministrar a quienes están sufriendo, debemos recordar el ejemplo de los consejeros de Job. Ellos dijeron muchas verdades, pero no las dijeron con sabiduría y sensibilidad. Nuestro papel no es predicar largos sermones, o actuar como consejeros profesionales, sino guiar a las personas a la presencia de Dios en medio de su sufrimiento.
Antes de visitar a alguien que está en necesidad, siempre oro pidiendo humildad, sensibilidad y sabiduría, cualidades que son esenciales para poder ser usados por Dios para consolar. Como Santiago 1: 5-8 nos lo recuerda, Dios da sabiduría a quienes se la piden. Esta sabiduría no siempre revela el propósito del sufrimiento (el “por qué”), pero sí nos enseña a lidiar con el sufrimiento (el “cómo”).
Un líder consciente debe estudiar lo que la Biblia enseña acerca del sufrimiento para poder discernir su propósito y cómo debemos responder como creyentes. Algunos pasajes clave incluyen:
Aunque las escrituras nos dan perspectivas acerca del sufrimiento, el cuidado pastoral no se trata de dar charlas teológicas durante una visita en el hospital. Lo último que deseamos ser es como los consejeros de Job, hablando verdades a destiempo y con la motivación errada. En lugar de ello, debemos depender de la dirección del Espíritu Santo para responder con amor y sensibilidad.
Una persona que está enfrentando pruebas necesita ser reafirmada en el amor de Dios y Su cuidado por ella. El Salmo 23 es un pasaje clásico para consolar, pero hay muchos otros pasajes que podemos compartir. Tener una lista de estos pasajes, ya sea al final de tu Biblia o en tu teléfono, puede ser de gran ayuda durante las visitas. Salmo 42, Salmo 61, y 2 Corintios 1:3-4 son solo algunos ejemplos de pasajes que dan consuelo.
La visitación pastoral no se trata solo de palabras, sino también de presencia. En ocasiones, el servicio más poderoso es simplemente estar ahí, demostrar el amor de Dios mediante nuestro cuidado y preocupación. Jesús mismo modeló esto en Su ministerio, a menudo estaba con las personas, los escuchaba, y mostraba compasión antes de hablar. Al ministrar a los enfermos y quienes están en sufrimiento, debemos recordar que nuestro papel no es dar todas las respuestas, sino llevarlos a Aquel que los sostiene en Sus manos.
Es más, una visita pastoral puede ayudar a quien está sufriendo a sentirse recordado, valorado y amado. Actos sencillos tales como sostener sus manos en oración, leer juntos las escrituras, o simplemente sentarse en silencio a lado de ellos pueden tener un impacto profundo. En ocasiones, la presencia de un pastor amoroso habla con más claridad que las palabras.
Al tomar la responsabilidad del cuidado pastoral con sabiduría y sensibilidad, reflejamos el corazón de Cristo, dando consuelo a quienes más lo necesitan.
Visitar a los enfermos y a los que están aislados es uno de los aspectos más importantes del ministerio pastoral. Si se hacen sabiamente, con sensibilidad y bajo la dirección del Espíritu Santo, estas visitas pueden dar gran ánimo a quienes lo necesitan. Pero ¿cómo pueden los pastores, ancianos y líderes en el ministerio sacar el mayor provecho de estas visitas?
Al visitar a alguien en el hospital, ten en cuenta cuáles son las mejores horas. Evita las mañanas cuando el personal médico está haciendo pruebas y procedimientos. El medio día y las primeras horas de la tarde suelen ser mejores. Si es posible, visita durante la semana en lugar de los fines de semana cuando hay más personas visitando.
Si vas a visitar a alguien en su casa, siempre llama primero antes de ir. Una visita corta, de 15 a 20 minutos, suele ser mejor, dando así tiempo para dar ánimo sin abrumar a la persona.
Antes de visitar, refresca tu memoria con pasajes clave de consuelo en las escrituras. Mantén a la mano una lista de versículos como los que ya hemos mencionado. Sin embargo, no asumas que sabes lo que la persona necesita escuchar, deja que el Espíritu Santo guíe tus palabras.
En lugar de asumir que entiendes por lo que la otra persona está pasando, haz preguntas abiertas como:
Aún en medio de la enfermedad, las personas pueden seguir sirviendo a otros. Aliéntales a escribir una nota de ánimo, enviar un correo electrónico, o a orar por alguien. Hebreos 10: 24 nos anima a considerarnos “unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras”.
Hay muchos recursos disponibles para el cuidado pastoral. Hay ministerios o denominaciones que ofrecen folletos u otros materiales que pueden ser útiles para quienes enfrentan enfermedades. Sin embargo, sé sensible, antes de darles algo, pregunta si ya han recibido algún recurso similar.
Si hay un momento en el que los cristianos acuden a sus pastores y ancianos en busca de cuidado espiritual, es cuando están enfermos. Una visita sabia y compasiva puede traer mucho consuelo y fortaleza. Por medio de la oración, las escrituras, y una presencia sincera, podemos llevarlos a mirar el amor y el poder de Cristo.
Para más ideas prácticas, visita nuestra página de internet y busca el artículo, Etiqueta en visitas de hospital, un recurso útil para cualquiera involucrado en el cuidado pastoral.
Al tomar la responsabilidad del cuidado pastoral con sabiduría y sensibilidad, reflejamos el corazón de Cristo en nuestro ministerio. Ya sea en una habitación de hospital en en la tranquilidad de un hogar, nuestra presencia puede ser un canal del amor de Dios que trae paz a quienes más lo necesitan.
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