(Parte 4) – por Jack Spender
El amor debe ser sacrificial (véase Juan 15:13), pero también debe ser inteligente, basado en la verdad, no en las emociones. El mejor ejemplo de buen liderazgo y cuidado amoroso de un rebaño pequeño (12 hombres) es el Señor Jesús, como lo registran los cuatro evangelios, lo cual demanda un estudio de por vida. Si a esto le sumamos las enseñanzas de otras partes de las Escrituras, y las lecciones de la experiencia práctica, podemos elaborar una breve lista de objetivos básicos para un buen liderazgo. No es exhaustiva, pero es un buen punto de partida para los ancianos y los creyentes jóvenes que desean servir bien sin convertirse en “profesionales”.
Debemos cultivar un corazón sensible hacia todo el pueblo de Dios. No solo hacia los que nos agradan y los educados, sino también hacia los pobres y los agobiados. El Señor hizo una referencia especial a ellos en Mateo 25:40: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. Isaías 40:11 es un pasaje clásico para estudiar: “Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”.
Las ovejas necesitan ternura y mansedumbre. Cuando se aborda el trabajo de pastoreo como si fuera un gobierno, éste se torna frío y distante.
En la congregación debemos fomentar un ambiente cálido y un entorno espiritual donde los creyentes jóvenes puedan crecer. La verdadera comunión no son sólo las reuniones sociales; un estudio de los diversos pasajes donde se encuentra la frase “unos a otros” proporciona un equilibrio saludable de estímulos, exhortaciones y amonestaciones. Los creyentes jóvenes no harán las cosas bien en el primer intento, y se debe evitar un espíritu crítico y censurador. Un buen amigo que sirve como anciano hizo este anuncio a los santos: “Si tienen un cumplido, díganlo; si tienen una crítica, dígannoslo. ¡No queremos indirectas en esta iglesia!”. Reflexiona sobre el ejemplo de Bernabé en Hechos 11:19-30, y observa el resultado.
La capacitación de los santos (Efesios 4:12) debe ser una prioridad en todo nuestro trabajo. Esto se logra mediante una buena enseñanza bíblica (2 Timoteo 3:16-17) y una capacitación práctica, el verdadero sentido de la palabra “instrucción” en el versículo 16. Hay innumerables maneras de hacer esto, no solo dentro de la iglesia, sino también en el trabajo con los jóvenes, en los ministerios en campamentos y prisiones, durante las visitas domiciliarias, etc. Es un hecho que no hay “clero” en la iglesia del Nuevo Testamento. Los santos pueden aprender y están capacitados para hacer “la obra del ministerio”.
Debemos dedicar tiempo para cuidar de nuestro equipo: nuestros compañeros ancianos. Hechos 20:28 pone esto en primer lugar.
Los ancianos pueden ser lideres maduros, ¡pero siguen siendo ovejas!
Debemos cuidar nuestras prioridades como lo hicieron los primeros lideres (Hechos 6:1-7). Para hacerlo, debemos conocer las prioridades que Dios nos otorga y estar dispuestos a delegar las responsabilidades temporales urgentes a otros.
La visitación (ir a los hogares de los hermanos) y la hospitalidad (que los hermanos vengan a nuestro hogar) son esenciales para construir relaciones. Nuestro conocimiento sobre la familia, el hogar, los niños y las dificultades será superficial si solo vemos a las personas los domingos por la mañana.
Mantengamos un equilibrio saludable entre la supervisión y el cuidado. A veces me preguntan si las iglesias cristianas deben ser lideradas por ancianos o gobernadas por ancianos. ¡En realidad, son ambas cosas! Así como los niños son criados en la “disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4), lo mismo sucede en la familia de Dios. El pastor que encuentra buenos pastos al otro lado de la montaña y luego se dirige hacia allí pensando que está liderando al rebaño sin mirar atrás, ¡se llevará una sorpresa cuando llegue! ¿Dónde están las ovejas? Algunas se habrán extraviado, otras estarán atrapadas en zarzas o han sido presa de depredadores. Por lo tanto, el liderazgo pastoral significa tanto ir delante de ellas como estar entre ellas. Hablando como oveja, David dijo: “Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23:4)
Los ancianos que se apegan al modelo de liderazgo del NT pueden hablar con libertad sobre el cuidado pastoral y el liderazgo en la asamblea porque entienden el verdadero significado de esas palabras. En la Biblia, “pastor” (con p minúscula) es un don, no un cargo. De hecho, sólo un individuo en todo el NT es llamado pastor, y ese es el Señor Jesús (1 Pedro 2:25). Él es “el Pastor y Obispo de [nuestras] almas”. No es de sorprender, ya que había dicho claramente a sus discípulos que había otras ovejas a las que alcanzar, y que “habrá un solo rebaño y un solo pastor” (Juan 10:16). Esto protegerá a la asamblea de reaccionar contra los abusos que tan a menudo se ven en las iglesias de hoy. No deberíamos rehuir a palabras como “pastor” y “pastoral” cuando se utilizan de manera bíblica.
¡Qué privilegio es el nuestro de compartir juntos con otros el llamado a “apacentar [pastorear] el rebaño de Dios” (Hechos 20:28), no como profesionales sino como obreros comunes y corrientes (Hechos 20:34, 35)! ¿Es este el camino más popular a seguir? Tal vez no ahora, pero “cuando aparezca el Príncipe de los pastores”, ¡te alegrarás de haberlo seguido!
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