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Recibiendo el testigo – Parte 2

Antes de identificar más principios bíblicos que deben ser considerados por aquellos que reciben el entrenamiento, contemplemos primero las similitudes y diferencias entre Elías y Eliseo. Esto nos permitirá apreciar mejor su interacción. Estos hombres eran muy diferentes, y fueron llamados a diferentes tipos de ministerios, sin embargo, disfrutaron de una relación especial de mentor/discípulo que duró alrededor de diez años.

Ambos fueron llamados por Dios a ser profetas, fueron maestros de los “hijos de los profetas” (2 Reyes 2: 3, 4: 38), y fueron facultados por Dios para hacer milagros extraordinarios. Sin embargo, sus diferencias fueron mucho más pronunciadas que sus similitudes. Elías venía de la rústica Galaad más allá del río Jordán, por lo tanto, es probable que hubiese crecido en un hogar más humilde. Eliseo, por otro lado, provenía de Abel-mehola en Israel y parece haber descendido de una familia más pudiente (por ejemplo, él araba con doce yuntas de bueyes). Elías al parecer era más propenso a los cambios de humor, pero Eliseo tuvo un temperamento más uniforme. Elías era un hombre velludo (2 Reyes 1:8), mientras que Eliseo era calvo (2 Reyes 2:23).

Tal vez la principal distinción entre estos dos hombres fueron sus llamamientos. El ministerio de Elías fue más público al tener que confrontar a una nación apóstata, mientras que el ministerio de Eliseo fue más personal y compasivo; él se esforzaba por atender las necesidades de la gente. Sin embargo, el ministerio de Eliseo sustituyó al de Elías en duración y en cantidad de milagros realizados. Los milagros de Elías fueron dramáticos (por ejemplo, una severa sequía y fuego que descendió del cielo en tres ocasiones diferentes). En contraste, los milagros de Eliseo fueron modestos y personales.

Aunque Eliseo realizó más milagros y mostró compasión por las personas, Elías es más predominante en el Nuevo Testamento. Estos hombres fueron muy diferentes en educación, nivel social, emociones y ministerios, pero su relación de mentor-discípulo les permitió a ambos servir maravillosamente al Señor. Esto indica que Dios puede unir a personas muy diferentes en relaciones de este tipo, y también es un recordatorio de que la meta de un mentor no es reproducirse con exactitud a sí mismo en aquellos a quienes enseña, sino capacitarlos para que comprendan y cumplan con el llamado divino para ellos.

En nuestro blog anterior, extrajimos de 1 Reyes 19: 19-20 siete principios para guiar la relación y las actitudes de los discípulos hacia sus mentores, así que, de la narrativa de 2 Reyes 2: 8-10 podemos añadir a esta lista tres principios más.

8. El mentor debe marcharse para que el discípulo crezca.

Llegó un momento en el que resultó beneficioso que Eliseo y Elías se separaran. Mientras el mentor esté disponible, el discípulo tenderá a confiar en él o ella para la solución de sus problemas. Hacer lo que indica un tutor es más fácil que aplicar aquello que uno sabe que es verdad en su propia vida y que ha aprendido a través de su experiencia personal. Esto incluye aprender lecciones de los propios errores.
Es normal que los hijos crezcan, maduren, y eventualmente dejen la seguridad del cuidado de sus padres para casarse y comenzar sus propias familias, o buscar educación o empleo, o participar en algún ministerio para el Señor. Así también es el desarrollo en el Señor. Una iglesia local puede ver obstaculizado su desarrollo por la presencia de un misionero o un plantador de iglesias que permanece más tiempo del necesario, y lo mismo ocurre con una relación de mentoría personal.

Pablo instruyó a Timoteo: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2: 2). Aunque un tutor puede proveer consejo constante y permanente a un discípulo, si se sigue el modelo bíblico, su interacción presencial como mentor debería ser de duración limitada. Es importante que el discípulo se convierta en mentor de otros, para transmitirles lo que ha aprendido. Como el Señor Jesús enseñó, éste es un aspecto importante de hacer discípulos, enseñar a los nuevos creyentes todo lo que el Señor enseñó a sus discípulos (Mateo 28: 20).

9. Eliseo quería superar a su mentor.

Cuando se le dio la oportunidad de pedir una bendición de su maestro, Eliseo pidió una doble porción del espíritu de Elías. ¿Qué deseaba Eliseo de Elías? Su petición probablemente se relaciona directamente con aquello que el primogénito recibía de su padre bajo la Ley. Según Deuteronomio 21: 17, el hijo primogénito recibía una doble porción de la herencia familiar y se convertía en el sucesor legítimo de la familia.

Eliseo se había identificado tanto con su mentor Elías, que deseaba que Elías lo considerara como su hijo; y quería representar a Elías en su ministerio y proseguir con la bendición y el poder que Dios le había dado para hacerlo. Elías había logrado grandes cosas para Dios, pero Eliseo tenía una disposición para hacer aún más que su tutor. Después que Elías fue llevado al cielo, Eliseo tomó el manto que se le había caído a Elías, él deseaba hacer la obra del Señor como sucesor de Elías. Su primera declaración después de recibir el manto refleja esta verdad: “¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías?” Él había visto a Elías usar el manto para abrir el río Jordán, y estuvo decidido a usarlo de la misma manera y en nombre de Elías. Como resultado, el río Jordán se abrió y Eliseo cruzó en tierra firme. Dios respaldó a Eliseo como su nuevo profeta mediante el milagro. Un registro en el ministerio de Eliseo que confirmó que efectivamente había recibido una doble porción del espíritu de Elías.

Elías realizó siete milagros durante su ministerio, uno de los cuales fue devolverle la vida a un niño muerto. Eliseo realizó catorce milagros, dos de los cuales estuvieron relacionados con la resurrección de personas fallecidas. La segunda resurrección ocurrió después de que un hombre muerto fuera arrojado sobre los huesos de Eliseo en un entierro improvisado por los sepultureros para evitar ser capturados por el enemigo que se acercaba.

10. Eliseo no fue un duplicado exacto de Elías.

Eliseo fue llamado a un tipo de ministerio profético muy diferente al de Elías. Elías se había enfrentado a una nación apóstata y había pronunciado juicios divinos sobre Israel y su liderazgo. Por el contrario, Eliseo sería un paladín del pueblo. Dios lo usaría para realizar actos de bondad y bendecir a los quebrantados de corazón. Eliseo fue nombrado para ser un profeta de Dios, pero no fue llamado a ser un Elías; Dios le dio un ministerio exclusivo.

Sin embargo, dicho esto, él llevaba dentro de sí el espíritu de Elías al hacer la obra del Señor que se le había encomendado. Los mentores no intentan duplicarse a sí mismos, sino que quieren ver a sus seguidores ir más allá de lo que ellos mismos han logrado. Ser exitoso es ser fiel al llamado de Dios para tu vida y no está relacionado con cómo te comparas con otros o cuánta aprobación recibes de ellos. Cada creyente es una creación única de Dios y requiere cuidado tierno y respeto sincero para alcanzar su pleno potencial para Cristo.

El desarrollo de las relaciones de tutoría requiere que tanto el tutor como el aprendiz mantengan una perspectiva adecuada de sus ministerios entre sí. El tutor debe estar dispuesto, disponible, ser transparente y un buen ejemplo a seguir (1 Pedro 5: 2-3). La madurez en el aprendiz respalda el ministerio del tutor y le prepara para poder enseñar a otros en el futuro. Las buenas relaciones de tutoría son activas y, en última instancia, se desarrollarán con una mentalidad como si ambos fueran pares, en la que se da consejo cuando es necesario, pero no se requiere la interacción continua. La meta de las relaciones de tutoría es equipar adecuadamente a los aprendices, para que puedan entrenar mejor a la siguiente generación de discípulos (2 Tim. s2:2)

 

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