“Independientemente de la actividad que desarrolle, una comunidad existe mientras haya un sentido de relación”, dice Wayne Codeiro, de New Hope Christian Fellowship (Comunión Cristiana de la Nueva Esperanza) en Honolulu. “Una comunidad se da cuando cada encuentro se torna en un clima de reunión familiar, donde los abrazos son abundantes y los estallidos de risa son espontáneos. Existe cuando la gente simplemente disfruta de estar unos con otros, y donde la atmósfera es más que simplemente la de una amistad formal”.
¿Es esa una buena descripción de la comunión del equipo de ancianos de tu iglesia? ¿Sus reuniones de ancianos, tienen la atmósfera de una reunión familiar? ¿El enfoque de las reuniones de equipos ministeriales, son las actividades pendientes, o son los vínculos de relación entre sus miembros?
¿Por qué los ancianos deberían encarnar la comunión?
Dios está comprometido con la comunión.
El compromiso de Dios con la vida en comunidad lo vemos descrito en el Salmo 133: “¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía! Es como el buen aceite que, desde la cabeza, va descendiendo por la barba, por la barba de Aarón, hasta el borde de sus vestiduras. Es como el rocío de Hermón que va descendiendo sobre los montes de Sión. Donde se da esta armonía, el Señor concede bendición y vida eterna” (NVI).
Según este Salmo, hay una auténtica comunidad cuando los hermanos y hermanas, más que vivir bajo un mismo techo, “conviven en unidad”. Son como una familia en armonía. Y esto es “bueno y agradable”. Es bueno en su fuente, naturaleza y efectos para Dios, para otros y nosotros también.
Los líderes de la iglesia no deberían conformarse con algo inferior a una comunidad armoniosa. Debemos proclamar la excelencia de convivir en comunión íntima. ¡Tenemos que ser grupos de hermanos y hermanas alegres que disfrutan de estar unos con otros! Una comunidad que refleje lo descrito en este Salmo, es penetrante: “Es como el buen aceite que, desde la cabeza , va descendiendo por la barba, por la barba de Aarón, hasta el borde de sus vestiduras (las palabras “buen aceite” hablan de un aceite fragante). Más aún, es refrescante, como el rocío del monte Hermón que desciende sobre los montes de Sión. El monte Hermón se distinguía por su rocío abundante, y en este caso las gotas refrescantes eran disfrutadas metafóricamente aún en el pequeño monte de Sión.
Cuando los líderes de la iglesia no solo exaltan las virtudes de la comunión, sino que la modelan, su influencia sobre los líderes en capacitación y sobre toda la congregación será penetrante, abundante y refrescante. La sensación de comunidad en cualquier organización estará directamente relacionada con el nivel de comunión que tengan los que hacen parte del nivel más alto de liderazgo. Esto era verdad en los días del Rey David, así como en la actualidad (aunque no sea tan frecuente verlo).
El Salmo 133 concluye: “Donde se da esta armonía, el Señor concede bendición y vida eterna”. Donde existe una genuina comunión, Dios se complace (estoy tentado a decir: ¡obligado!) a derramar sus bendiciones. El énfasis aquí está en la iniciativa de Dios: “el Señor concede la bendición”. Si desean que Dios infunda vida en su equipo de ancianos, entonces comiencen donde comienza Dios; amen lo que Dios ama: una auténtica y amorosa comunión entre sus líderes; luego observen cómo fluye a otros líderes y al cuerpo de la iglesia en general.
La iglesia es una comunidad.
¿Qué es la iglesia? Nuestro lenguaje nos traiciona cuando se trata de definir la iglesia según el uso que le damos a la palabra. Hablamos de la cantidad de iglesias en nuestra localidad e invariablemente nos referimos a los edificios. También nos referimos a “ir a la iglesia” como si la iglesia equivaliese a una reunión de adoración.
Sin embargo, bíblicamente, la iglesia es el pueblo llamado por Dios, reunido en comunidad. Es la nueva comunidad de Dios, donde las paredes de separación tales como raza o estatus han sido derribadas. Escuche la descripción de Stanley Grenz acerca de la esencia de lo que es la iglesia: “Consecuentemente, la comunidad de amor a la que la iglesia es llamada a ser, no es una realidad común… Nuestra comunión no es nada menos que nuestra común participación en la comunión divina entre el Padre y el Hijo, mediante el Espíritu Santo”.
Como un pueblo en comunión, las reglas son:
- Las barreras que antes existieron entre judíos y gentiles, ricos y pobres, esclavos y libres, han sido abolidas por la obra de Cristo en la Cruz.
- La reconciliación ha sido extendida porque Cristo fue hecho pecado por nosotros en el Calvario.
- Todavía experimentamos conflictos unos con otros, pero sobre la base del desmoronamiento de los muros y la reconciliación, perdonamos a nuestros compañeros pecadores. Como enseña Mateo 18:15-35, los pecadores que han sido en gran manera perdonados deben perdonar en gran manera.
Si la iglesia es, esencialmente, una comunidad unida por el amor y una comunidad imperfecta de pecadores perdonados, ¿qué significa esto para los equipos de ancianos? Necesitamos líderes que encarnen aquello que es la iglesia. Necesitamos líderes que modelen la comunión y desarrollen a otros líderes en comunión. No debemos conformarnos con nada que no sea una comunidad genuina.
¿Cómo pueden lograr los ancianos la comunión?
Al practicar el “unos a otros”
Así como el Salmo 133 lo sugiere, la comunión debe ser ejemplificada de arriba hacia abajo. Debe ser vivida, antes de ser el tema de un sermón. Los líderes en desarrollo necesitan observar a los líderes experimentados disfrutar la comunión entre ellos. Necesitan ver en funcionamiento todos los días lo que las Escrituras llaman “los unos a los otros”. Considera esta selección de afirmaciones de unos a otros, y pregúntate si es realidad así es tu equipo de liderazgo:
- “Miembros los unos de los otros” (Romanos 12:5) ¿Sabe cada miembro de tu equipo de ancianos que ellos se pertenecen el uno al otro?
- “Dedicados unos a otros” (Romanos 12:10) ¿Se manifiestan un serio compromiso unos con otros?
- “Acéptense mutuamente” (Romanos 15:7) ¿Aceptas a los otros ancianos por lo que son, o por lo que te gustaría que fuesen?
- “Amonestarse unos a otros” (Romanos 15:14) Cuando alguno de tus compañeros de equipo está perdiendo el rumbo, ¿lo exhortas con amabilidad con firmeza, cuando se equivocan?
- “Salúdense unos a otros” (Romanos 16:16) ¿Se prestan la debida atención mutuamente y se buscan las maneras apropiadas para expresar la intimidad entre ustedes?
- “Llevar las cargas unos de otros” (Gálatas 6:2) ¿Se conocen mutuamente suficientemente bien como para compartir sus cargas?
- “Anímense unos a otros” (1 Tesalonicenses 5:11) ¿Procuras dar palabras que impulsen las velas de tus compañeros de equipo?
Aquí hay algunos factores prácticos a tener en cuenta si quieres practicar la comunión indicada en la expresión bíblica “los unos a los otros”:
Inviertan tiempo en estar juntos
En nuestros equipos de ancianos necesitamos planificar las cosas para facilitar la comunión. Estos planes pueden ser formales, tales como programar reunirse una vez cada dos meses a desayunar, o informales, como alguna invitación espontánea a un partido de futbol. Un grupo de ancianos con el cual serví transformó sus relaciones cuando planificamos un almuerzo un domingo al mes en la casa de uno de los ancianos, uno de los más hospitalarios que he conocido. A veces íbamos solo con nuestras esposas, otras veces invitábamos a los hijos también. “Transformados” podría ser la mejor palabra que describiría el resultado de esta práctica. Pasamos de ser un grupo frío con un enfoque empresarial a uno que se sentía como una familia. Todo comenzó con algo tan simple como un almuerzo programado (esto duró seis meses).
Atiendan a lo espiritual
Si con nuestros equipos de ancianos queremos mostrar cómo es la comunión, tal vez debamos tener en cuenta el formato y el tono de nuestras reuniones. Me gusta el título del libro de Charles Olsen: Transforming Church Boards into Communities of Spiritual Leaders (Transformando los comités de las iglesias, en comunidades de líderes espirituales). Un factor que él destaca es la inclusión de adoración en las reuniones de liderazgo. En mi experiencia, una adición tan sencilla puede transformar una reunión estéril en un oasis espiritual. Uno de mis recuerdos favoritos es la de una comisión ministerial en la que serví que disfrutaba de cantar (¡nos ayudaba el hecho de que pudiésemos cantar en armonía a cinco voces!). Orábamos, cantábamos, tratábamos un tema de la agenda, agradecíamos a Dios por su sabiduría, cantábamos de nuevo, nos reíamos acerca de algo trivial, seguíamos tratando asuntos, y así sucesivamente. En el proceso, lográbamos mucho más en una reunión de estas, que en una multitud de reuniones más serias a las que he asistido durante toda mi vida de liderazgo. Éramos como una banda de hermanos felices. Más importante aún, estábamos funcionando como líderes espirituales. En vez de sentir el temor que he experimentado a veces cuando mi calendario me avisa que se aproxima una reunión de ancianos, no podía esperar para asistir a esos encuentros.
No dén lugar a ninguna nube
Las afirmaciones de “unos a otros” mencionadas también nos hacen ver que los equipos de ancianos no deben tener cuestiones pendientes entre ellos. Todos los creyentes deben aceptarse mutuamente, amonestarse mutuamente y “perdonarse mutuamente” (Efesios 4:32). Esto no puede ser diferente entre los ancianos. El efecto de goteo que el Salmo 133 ilustra la necesidad de reconciliación y perdón. Como individuos imperfectos, los líderes de la iglesia pecarán unos contra otros. La tentación es permitir que los pequeños pecados se infecten, esperando que esos agravios se resuelvan por sí solos a lo largo del tiempo. Pero una mejor forma es tratar las heridas con franqueza, pidiendo perdón, y perdonando a la luz del asombroso perdón de Dios. ¡La comunión entonces será practicada como una comunión de pecadores perdonados en gran medida!
Creen una comunidad de aprendizaje
He sido anciano en cinco iglesias a lo largo de mi vida ministerial. Permíteme describir las reuniones de ancianos en cuatro de las cinco. Al comienzo de la reunión orábamos y alguien compartiría un pensamiento devocional de las Escrituras. Luego pasábamos a debatir los temas de la agenda durante dos o tres horas, y al cierre hacíamos una rápida oración. En una de las iglesias nos reuníamos dos veces por mes. Una de las reuniones estaba más relacionada con asuntos de la iglesia y la otra era para “La Palabra y la Oración”. Utilizábamos una guía para seguir una estructura y un programa de estudios bien planificado. Esto es lo que un amigo y anciano dijo acerca de aquellos tiempos que pasamos juntos: “Cuando pienso en las reuniones que realizábamos en la casa de un anciano, compartiendo una buena cena, una taza de café en la mano y teniendo debates dinámicos, me doy cuenta que esto producía un aprendizaje en comunión. Había un componente sobrenatural, como si el Espíritu Santo se complacía de estar presente cuando nos reuníamos en unidad como líderes de la iglesia para aprender y crecer juntos”.
Estas palabras me recordaron el Salmo 133:3, “Donde se da esta armonía, el Señor concede bendición y vida eterna”. Si Dios está refrenando su bendición de su asamblea, tal vez sea importante comenzar con el grupo de ancianos y evaluar lo siguiente:
- ¿Cómo está el nivel de comunión? ¿Hay algo que esté obstaculizando la auténtica comunión?
- ¿Qué pasos deben tomar para ser un equipo de personas que viven en unidad?
- ¿Cómo pueden inyectar un enfoque de aprendizaje juntos y en comunión, como parte importante del pastoreo en la iglesia local?
____________________
Adpatado de APA
Comments are closed.